26 de agosto de 2022.

Hoy no iba a escribir porque tengo mi sesión de quimio en una hora, pero antes de irme quiero dejar unas líneas, así me distraigo antes de la sorpresa de hoy. El reto, como sabéis, es que pueda pasar mis 5 horas sin esa sensación acompañada de una palabra, por ahora, maldita para mí.

Anoche me tomé un Alprazolam y ahora acabo de tragarme un Lorazepam. Voy dopado y espero que sirva de algo, a ver si no acabo diciéndoles tonterías a Eli y Claudia, porque no estoy acostumbrado a tantos ansiolíticos. Llevo 3 libros para leer y espero poder hacerlo y no quedarme dormido.

¡Ayer Rubi y yo fuimos a la playa! Primera vez que la piso este verano. Fue a las 8 de la tarde y estuvimos solo una horita, pero me encantó esa sensación de libertad que experimenté. El mar con ese horizonte infinito y la marea baja que contribuía a ver una explanada ya casi libre de bañistas a esa hora, me ofreció un estímulo de amplitud y conexión con la naturaleza que llevaba meses sin experimentar. La montaña también te transmite percepciones parecidas, pero la vista frente al océano es especial.

Ayer me llamó Juan, un compañero del instituto al que le tengo un gran aprecio. Me contó que su hermano Jesús acababa de ser diagnosticado también de un linfoma de Hodgkin y empezó justo el mismo día el tratamiento. Su hermano fue alumno mío y, aunque inicialmente, no le ponía cara, me envió una foto e inmediatamente lo hice. Es increíble la cantidad de personas cercanas que estoy conociendo con la misma enfermedad. Le deseo todo lo mejor y le he dicho a Juan que cuente conmigo para todo lo que necesite en asesoramiento y, por supuesto, cualquier otro tipo de ayuda. 

Yo soy de los que busca información y quiere conocer a fondo la enfermedad, pero hay personas que optan por quedarse solamente con lo que les dicen los médicos y no desean ampliar dicha información, les genera ansiedad o preocupación innecesaria. Quizás yo peco en exceso de lo primero y, como me aconsejó Montse, mi psicóloga, esta semana tenía que hacer una pausa en esas investigaciones. Es bueno que nos conozcamos y no nos engañemos. Parece increíble la de veces que sabiendo cómo pensamos, actuamos al contrario de lo que nos conviene. No suele ser mi caso, creo que soy sincero conmigo mismo e intento comportarme conforme a lo que más me conviene, pero tu propia percepción puede estar desviada y un tercero objetivo puede ayudarte a redirigir tus esfuerzos y actuaciones de manera más certera.

En un rato solo, mi 6º menú de ABVD. Me han citado a las 10:30 y hoy esto se alargará hasta casi las 4. Espero terminar medianamente bien como para regresar a Benaocaz. Rubi echa de menos a sus gatos y yo a mi huerto. Seguramente me tome un baño con sal para desintoxicar mi piel y tratar de eliminar ese molesto olor a medicamentos que excretan mis poros, pero cuando termine, creo que tomaremos el coche para la sierra. De todos modos, ya sabéis que estos no son nada más que planes, y los planes…

Llevo un 20% leído del libro de Jordan Peterson, con esas “12 reglas para vivir: un antídoto al caos”. Es verdad que el libro se inspira en una enorme bibliografía y expone “certezas” amparadas en estudios comparativos e investigaciones más o menos científicas, pero luego entra en el campo de la interpretación personal y ahonda en las raíces de las propias experiencias del autor. Todos, en cierta medida, nos apoyamos en nuestras vivencias para determinar las conclusiones vitales que nos justifican, pero no dejan de ser, en muchos casos, visiones parciales y reducidas de una realidad mucho más amplia.

En la 3ª regla “Hazte amigo de gente que quiera lo mejor para ti”, se muestra bastante cínico, a mi parecer, con la gente que nos rodea y que no son buenas influencias. En realidad va en consonancia con lo que dice la Biblia en 1 Corintios 15:33 “No se dejen engañar. Las malas compañías echan a perder las buenas costumbres”. Es cierto que, especialmente en la juventud, hay que huir de ciertos individuos que llevan vidas autodestructivas y arrastran a otras a su precipicio, pero el autor muestra cierto determinismo y resignación hacia comportamientos que parecen no tener enmienda. No estoy del todo de acuerdo con esa percepción, porque he visto a muchas personas reconducir sus vidas de forma radical y no lo habrían hecho sin la ayuda de otros. Nuestra obra de transmitir los principios bíblicos tiene grandes efectos en reclusos de todo el mundo que, a través de esos valores, son capaces de abandonar vidas miserables y plagadas de comportamientos deleznables. 

Pero igual que la cautela y mantener la distancia con esas influencias perniciosas es importante para no dejarse arrastrar a comportamientos de los que arrepentirnos, es necesario que busquemos amigos que consigan lo que resalta Proverbios 27:17 “Así como el hierro afila el hierro, un hombre hace mejor a su amigo”. ¡Cuánto aprendemos de aquellos que nos transmiten conductas y con ello valores que nos enriquecen! La constancia de algunos de nuestros compañeros nos transmite e inspira para ser perseverantes. El buen humor con el que se toman otros las vicisitudes incómodas, nos animan a hacer lo propio con nuestras tribulaciones. La generosidad que muestran otros con su tiempo y posesiones nos contagia para imitar su desprendimiento.

En mi caso, cada día que repaso alguno de los whatsapp que recibo, y les pongo cara a esos mensajes, recuerdo por qué son mis amigos y me gusta tenerlos a mi alrededor. Cada uno me aporta algo positivo. Algunos su cariño sincero, otros su comprensión, otros su apoyo incondicional, muchos me hacen bien solo con recordarme, los que han pasado por algo parecido a lo mío me aportan un entendimiento profundo, muchos me hacen reír con su humor y todos son un estímulo porque rezuman afecto hacia mi persona. 

Rodearse de tantas personas que suman en tu vida es uno de los tesoros más valiosos de los que podemos presumir. Gracias a todos. Listo, ya me desahogué un ratito escribiendo y me voy para mi querido hospital. Que paséis un bonito día.