(85º) DIARIO DE UN LINFOMA (Otra de héroes cotidianos y una Playlist).

(85º) DIARIO DE UN LINFOMA (Otra de héroes cotidianos y una Playlist).

22 de agosto de 2022.

Ah, qué a gusto me he quedado después de echar un rato de tenis temprano esta mañana. ¡Qué apañado también Antonio, el operario del Patronato de Deportes que le tocaba hoy abrir las pistas! Aunque tenía hora a las 8:30, nos fuimos a las 8 para empezar antes de que me diera el sol, que hoy empezó a hacer llegar sus rayos a las 9:15. El hombre no me conoce de nada, porque empezaba hoy a trabajar en las instalaciones deportivas, y cuando se enteró de mi problema, inmediatamente fue a abrirnos nuestra pista con suma amabilidad.

Luego me pasé a ver a mi padre. ¡Qué alegría le ha dado verme! Bueno, no exactamente, porque el pobre apenas ve, y ni siquiera conocía mi voz. Le tuve que decir: “Soy tu Manolo” y pegó un bote en la cama y se emocionó muchísimo. Hacía unas 3 semanas que no lo veía. Había hablado con él por teléfono, pero como se levanta tan tarde y se acuesta tan temprano, apenas tengo oportunidad de verlo, ya que en las horas centrales del día estoy protegiéndome del sol. Tampoco quiero arriesgarme mucho a entrar en sitios cerrados, mi sistema inmunológico está sujeto con alfileres. Lo he pillado acostado y dormido, y eso contribuía a su balbuceo, pero se le nota que le cuesta articular palabras, aunque su mente sigue teniendo una lucidez envidiable para sus 97 años. Me dijo que mi visita era su mejor medicina.

Ayer por la tarde estuvimos en el campo de Luis y Estrella un rato, de 7 a 9. Se reunió allí más o menos la mitad de la congregación y comieron paella al mediodía, churros por la tarde y algo más en la cena, fue un día completito. Yo no me atrevía a comer allí con tanta concurrencia, aunque fuera al aire libre, ya que estos son los días de mi nadir, el periodo en que mis defensas están más bajas. En un rato me tengo que inyectar el Filgrastin precisamente para subirlas. Con mi mascarilla en todo momento disfruté de la compañía de amigos queridos y pude hablar un rato con muchos de ellos. El entorno de la propiedad de Estrella y Luis es absolutamente paradisíaco. Está justo al lado del río Tavizna y lo tienen muy bien conservado y con abundantes árboles. 

Tavizna es un río que se encuentra a unos pocos kilómetros de Ubrique. En mi infancia, la empresa de autobuses Los Amarillos dedicaban varios de sus vehículos a dar continuos viajes hasta allí para llevar a la gente que iba a pasar el día bañándose en sus amplios charcos. Los que hemos conocido aquellos años observamos con cierta pena cómo se ha reducido el caudal del río y ahora, a finales de agosto, solo corre por su cauce un pequeño arroyo, en comparación con lo que fluía en aquel tiempo.

La Playlist de música alegre lleva 14 canciones. Hay de todo tipo. Hoy voy a poner al final los enlaces a YouTube de las que me han remitido y seguiré ampliándola con futuros envíos. Rubi me escuchó ayer con esa música y se extrañó, porque es del tipo de la que ella suele oír cuando se pone a limpiar o quiere alegrarse el día, pero no acostumbra a ser la que compone mi banda sonora habitual. Le dije que eran las que me habían enviado lectores de mi diario. ¿Sabéis lo que os digo? Que su efecto terapeútico funciona. Algunos me decís que esas melodías os habían ayudado en momentos difíciles de vuestra vida, y me lo creo. Simplemente escuchando ayer algunas de ellas, no lo he hecho con todas todavía, notaba que se producía un efecto estimulante en mi interior. La música emana un poder sobre nuestro estado de ánimo nada despreciable.

El viernes me encontré en las pistas deportivas a un par de amigos con los que he echado grandes ratos de tenis, Jose y Dani. El primero me llama a cada instante para interesarse por mí y el segundo me dijo que seguía mi diario, pero que algunos días, cuando el título le hacía intuir que contaba algunos detalles desagradables sobre mi enfermedad, prefería no leerlo. Esto es natural, no me importa. Solo incluyo esos pormenores porque me servirá en un futuro, cuando repase mis vivencias y también porque sé que a algunos que están pasando por esto o ya lo hicieron, les resulta interesante. Me hizo mucha ilusión que me dijera que, un día que mencionaba cómo le agradecía a mi cuerpo el esfuerzo que estaba haciendo por reponerse de la quimio y seguir luchando con su sistema inmunológico, le había ayudado a empezar su día en el trabajo con ganas, que lo había motivado. Han sido bastantes los amigos que me han hecho observaciones parecidas. No sé lo que pueden estimular mis palabras, o mis historietas de hace 30 o 40 años, o mis reflexiones sobre cómo veo la vida y la forma de afrontarla, pero ese tipo de comentarios me animan a seguir redactando estas líneas que muchas veces zigzaguean entre vaguedades y circunloquios.

Ayer tuve ocasión de recibir un elogio inmerecido de mi amigo Pepe, me dijo que admiraba la forma en que afrontaba esta enfermedad. Estuve sumamente torpe al no devolverle el elogio con otro mucho más merecido hacia su persona. Lo hago ahora con una reflexión más serena, porque ciertamente se lo merece. Él sufrió un ictus hace ahora bastantes años, cuando se encontraba en la plenitud de la vida. Es unos años mayor que yo, pero en la década de sus 40, durmiendo en un hotel de Portugal, se levantó sin poder mover la parte izquierda de su cuerpo.

No es la foto en la que sale más favorecido, pero que no vaya a pensar que es mucho más guapo al natural. 
En esta la más guapa es su nieta.

José siempre fue una persona muy activa, a veces demasiado. Es bastante nervioso y vivaz. Coincidimos un par de años en El Bosque, cuando yo llevaba la pollería de Juan y él hacía churros por la mañana, antes de que yo empezara con los pollos. Hemos viajado juntos a algunos sitios de vacaciones y hemos compartido preciosos momentos en su casa y en la mía. Su familia, formada por su esposa Reme y sus 4 hijos, vivieron muchos años en Benaocaz y participamos juntos de momentos relevantes de distinta índole.

Su ejemplo es digno de imitar. Nunca pude imaginar que una persona tan activa, trabajadora y resuelta pudiera adaptarse a un parón en seco como le provocó el ictus. Yo pensaba que ese mazazo que recibió en su camino por la vida, podría hundirlo en la depresión y el desánimo, que su limitación física lo sobrepasaría y acabaría con ese Pepe que nunca paraba, pero estaba muy equivocado. 

Tuvo que dejar su negocio, que lo levantó desde la nada hasta convertirlo en una rentable fuente de ingresos para su familia, su movilidad se le redujo drásticamente, pero inmediatamente buscó alternativas. No tardó en cambiar su coche por uno pequeñito con un volante adaptado y automático. Acompañado de su inseparable muleta, no solo continuó realizando su predicación de casa en casa, sino que incrementó el tiempo que le dedicaba, gracias a su jubilación muy anticipada. Aunque necesite ayuda para vestirse y realizar algunas tareas, tiene el inestimable acompañamiento de su querida Reme. 

En ningún momento se ha quedado lamentándose en su casa, cada mañana sale a tomarse su desayuno en el bar Moro y se encarga de sus mandados. En la congregación sigue sirviendo de anciano y es el responsable, junto con Diego, de estar al tanto de los mayores y enfermos. Siempre es el primero en informarnos a todos de los que se encuentran hospitalizados o sufren cualquier tipo de contratiempo. No se limita a comunicar la situación, sino que se desplaza en su coche a visitarlos, e incluso lo ha ofrecido muchas veces para llevar a algunos a visitas médicas que exigían un desplazamiento. Ni que decir tiene, que es uno de los chóferes de mi listado que antes se ofreció para llevarme a donde hiciera falta.

Pepe no es perfecto, como no lo soy yo, ni ninguno que conozco, pero es de esas personas cuyas virtudes superan con creces sus defectos. Es vehemente y acelerado a veces, lo que le ha costado algún que otro disgusto, pero tiene una enorme virtud, es de las personas que más humildemente reconoce sus equivocaciones y actúa en consecuencia. A mí ha acudido más de una vez para conocer mi opinión respecto a alguna actuación suya, y en alguna ocasión le pude decir con franqueza, cosa que no todo el mundo admite, que se había equivocado. Recuerdo que una vez me dijo: “Tienes razón, esto hay que enmendarlo”. Yo le dije que no tenía que hacerlo inmediatamente, que había tiempo. Él me contestó: “No, mientras antes se arregle un desaguisado mejor. Yo no sirvo para dejar las cosas, tengo que solucionarlas pronto”. Me consta que así lo hizo aquel mismo día. No son muchas las personas que enmiendan sus errores de esa forma tan noble y rauda.

Por todo lo explicado, cuando ayer escuché su muestra de admiración hacia mí, no tengo más que considerarlo a él, el que realmente la debe recibir. Yo estoy demostrando una posible entereza, merecedora de mayor o menor reconocimiento, pero desplegada en tan solo unos meses, no sé cómo seguiré comportándome más adelante, pero él tiene un historial que engrandece su currículum durante dos décadas. Como ya conté de otros héroes anónimos que nos acompañan en nuestra cotidianidad, no hacemos mal en fijarnos en su conducta. Las canciones positivas como las de mi nueva Playlist ejercen un poder estimulante durante unos minutos, pero el denuedo de algunos de esos ejemplos que viajan a nuestro lado por este trayecto vital, permanecen por años, indicándonos el camino que nos ayuda a ser un poco más felices.

PLAYLIST RECIBIDA HASTA AHORA (igual falta alguna, porque como me las han mandado por whatsapp puede que se me haya escapado)

 

https://youtu.be/-IYWgFcPDzQ

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