(74º) DIARIO DE UN LINFOMA (Un charquillo no nos puede separar).

(74º) DIARIO DE UN LINFOMA (Un charquillo no nos puede separar).

10 de agosto de 2022.

Acabamos de llegar a Jerez. Hoy Rubi va a pasar el día con su amiga Mari Cruz en Chipiona para despejarse, así que el mío lo viviré en mi piso de Jerez solo, pero ya tengo varias actividades programadas, por lo que volará rápido, como siempre.

Ayer me sentó como un tiro la segunda inyección de Filgrastin. No sé si será por acumulación, ya que anteayer me puse la otra, o porque el cuerpo me pilló de esa manera, pero anoche me dio 37,3 de fiebre, dolor de cabeza y malestar general. Pensaba que la noche iba a ser larga, pero un Paracetamol actuó bien y me permitió dormir hasta las 6 de la mañana, luego ya no pude. Esta fresca mañana ya me encuentro mucho mejor.

Todavía no he recibido el parte médico de mi compañera Alicia. Su marido me envía 3 partes diarios contándome su evolución. Espero que hoy le den el alta y se reponga en casa para poder recibir la quimio la semana que viene.

Mañana espero no escribir nada, señal de que mis neutrófilos están en su punto y me envenenan de nuevo. Espero que el malestar de las dos inyecciones de Filgrastin haya merecido la pena y haga su efecto.

Hoy he estado leyendo sobre la radioterapia. Jesús me dijo que aunque ahora no hubiera focos de enfermedad en mis ganglios, es efectiva. He comprobado que también se usa para evitar que la enfermedad tenga una recidiva. La radioterapia daña el ADN de las células cancerosas y acaba matándolas. Lo que pretendería, en mi caso, es que si quedan algunas, aunque no aparezcan en las imágenes del PET-TAC, sean eliminadas. La radio tiene también sus efectos secundarios, pero son menores que la quimio. También dañan las células buenas, pero estas vuelven a producirse, mientras que las malas quedan erradicadas. De todas formas, los encargados de la radioterapia tendrán que valorar en su momento su aplicación. Por lo pronto, me quedo con que ahora mismo la enfermedad está mucho más controlada.

La foto que inserto a continuación me la mandó ayer mi amiga María. Se acuerda mucho de mí y esta foto es una demostración de ello. Paseando por su querida playa de Zahara, hizo ese dibujo en el suelo y me lo mandó. En una semana va a empezar una aventura de varios meses en EE.UU. para estudiar allí un cuatrimestre de su grado de Derecho. Le deseo lo mejor. Ella es de las que cae de pie en cualquier sitio que la pongas, además, siempre ha contado con un Ayudante especial en su vida y ahora es para ella mucho más cercano.



Hoy voy a terminar dedicándole unas palabras a mi hermana-sobrina Auxi. Ella es mucho más lo primero que lo segundo, porque el lazo de sangre que nos une se hace mucho más fuerte al compartir mi fe. Cuando yo tenía 9 años apareció en mi vida. Se crió en mi casa y mi madre la trató como si fuera una hija más, no como una simple nieta. Como mis hermanas son mayores que yo, cuando ella llegó al mundo, la familia la formábamos mis padres, ella y yo. Los siguientes 12 años compartimos techo. 

Ya conté de sus travesuras con mis cartas de amor, su cotilleo e indiscreción, pero el cariño que siento por ella es infinitamente mayor que cualquier pequeño desencuentro que hayamos tenido. En su infancia, yo tomé el papel de hermano mayor, y muchas veces también el de padre. Recibió los mismos mimos que yo algunos años antes y eso la hacía caprichosa en ocasiones, igual que yo lo fui. A veces me tocaba hacer el papel de poli malo con ella, pero la mayor parte del tiempo, su carácter noble se imponía y no hacía falta emplearlo. 

Ahora hace muchos años que se encuentra muy lejos, en Guadalajara, México, casada con Arturo. Cada año vuelve a Ubrique aproximadamente un mes y tenemos oportunidad de vernos y pasar algún tiempo juntos, siempre menos del que me gustaría. La distancia no significa nada para nosotros porque seguimos acordándonos el uno del otro a diario. Ahora, con la noticia de mi enfermedad, sé que lo ha pasado muy mal. La preocupación por nuestros seres queridos se agranda cuando la distancia nos impide verlos cara a cara, abrazarlos, sentirlos cerca. Pero igual que mis malas noticias la han hecho sentir tan mal, las buenas la alegran como si fueran de ella misma. 

Le he dicho bastantes veces que la quiero y la extraño, pero sirva mi diario para grabar ese sentimiento de forma más indeleble. Más pronto que tarde volveremos a encontrarnos y nos fundiremos en un emotivo abrazo, pero ella sabe que mis apretones cruzan el Atlántico y la rodean a diario. No te lo digo todos los días, pero hoy sí, te quiero muchísimo mi querida hermana.

Muchas veces repito que tenemos que aprovechar los momentos en los que estamos bien y, sobre todo vivos, para expresarle nuestros sentimientos a nuestros seres queridos. Dani Martín lo hizo hacia su hermana cuando esta murió. No sé si en vida también fue igual de expresivo, pero la canción que le compuso es tan bonita que yo se la dedico a mi querida Auxi que está bien viva. Además, mira por donde, menciona a Zahara y México, así que encaja con mi diario de hoy. También la hago extensiva al resto de mi familia, mi querido padre al que ahora apenas veo, mis preciosas hermanas y cuñados, mis sobrinos, sus parejas e hijos, y a todos aquellos que prácticamente a diario se interesan por mí. Tengo un reloj inteligente que vibra cuando me entran mensajes en el móvil, esa vibración viene muchas veces motivada por sus muestras de cariño, así que ya sabéis, el zarandeo de la muñeca, cuando procede de vuestras comunicaciones, recorre mi brazo y va directo al corazón.







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