(68º) DIARIO DE UN LINFOMA (el ciclo continúa).

(68º) DIARIO DE UN LINFOMA (el ciclo continúa).

4 de agosto de 2022.

Hoy voy a escribir una entrada más breve en mi diario. Son casi las 8 de la tarde y he pasado casi todo el día en Sevilla con la realización del PET-TAC, pero quiero emplear un ratito en describir algo de mi día y mis sensaciones, me desahoga.

Esta noche dormí relativamente bien. La temperatura acompañó y, aunque me desperté temprano, las horas de sueño fueron buenas y no tuve molestias. Ayer por la tarde lo que volvieron fueron las náuseas, aunque aminoró bastante la tos.

Esta mañana había quedado con mi amigo Carlos de Dos Hermanas en que nos pasaríamos por su casa y haríamos igual que en la anterior ocasión. Él me llevaría en mi coche al Hospital de la Cruz Roja, donde está la unidad de diagnóstico, y me dejaría en la puerta, porque esa zona de Ronda de Capuchinos está toda en obras y no resulta fácil aparcar. Él conoce perfectamente Sevilla, de hecho, es un enamorado total de la ciudad y la zona, además de socio y aficionado del Betis. Hoy me ha dicho que a él no le gusta el fútbol, lo que le gusta es el Betis. Si grande es su afición por el Betis, más grande es él como persona.

A ver si me voy acostumbrando a hacer más fotos, porque hoy no he hecho ninguna y me hubiera gustado acompañar esta entrada con alguna. Soy de hacer pocas fotos, la verdad, y luego me arrepiento. Trato de explicaros un poco lo que supone hacerte un PET-TAC. El sitio donde se realiza en Sevilla no es demasiado amplio, el hospital que lo alberga se ve que tiene solera y las instalaciones no son modernas. Después de pasar por un pasillo estrecho indicado por unas líneas rojas y azules en el suelo, con varios recodos, se llega a la puerta donde, gracias a un timbre, te reciben. La enfermera que me tomó los datos era bastante amable. Le pedí, por favor, que, si era posible, aceleraran el informe, porque el lunes tengo cita con Jesús y me gustaría tenerlo. Me dijo que se lo comunicaría a la doctora para intentar hacerlo..

Me hicieron pasar rápido y en una salita muy pequeña, de 3×2 m., te tienes que tender en una camilla y te inyectan el radiosonda. Le dije que tuviera cuidado con mi brazo izquierdo, que una vena la tenía endurecida por la quimio. La palpó y se sorprendió de lo dura que estaba, pero dijo: “No se preocupe, tiene otras y están blanditas”. En una de ellas me puso el compuesto y después tuve que esperar 50 minutos a que hiciera efecto. No puedes leer, mirar el móvil ni hablar durante ese tiempo. Me puse mis cascos y escuché el disco “El último hombre en la tierra” de Coque Malla. Esta vez no me quedé dormido, como en la primera, estaba más nervioso y solo cerré los ojos para concentrarme en la música.

Cuando me pasaron a la máquina de PET-TAC, que tiene dos anillos tubulares por los que te van pasando, la enfermera me echó encima la manta que llevaba, porque hace mucho frío en esa sala. Tienes que estirar los brazos hacia atrás por encima de tu cabeza y permanecer sin moverte. Se me hicieron largos los 20 minutos, aproximadamente, que duró el escáner, pero cuando entró la enfermera, y pude moverme y bajar los brazos, puesto que ya me dolían los hombros de la postura, me llevé la desagradable sorpresa de que había que repetir la prueba. No me hizo ninguna gracia. Decía que era muy alto y no había salido el cuerpo entero. ¡Madre mía! Le dije: “¡Ojú, chiquilla, no me digas! ¿Y ahora otra vez el mismo tiempo?”. “Pues sí, lo siento”, me respondió. Así que otra vez allí, totalmente quieto y, de nuevo, con dolor en los hombros. Contaba las respiraciones cada vez que la plataforma en la que estaba acostado se movía unos centímetros. Lo hacía cada 20 o 25 respiraciones. Al final salimos cerca de las 3 de la tarde de allí y hasta las 5 no llegamos a Benaocaz. Lo que menos gracia me hizo fue recibir el doble de radiación, es como si me hubiera hecho dos PET-TAC de una vez.

Al menos, el recorrido que hicimos con Carlos nos sirvió para ponernos al día de nuestras cosas. Su esposa Inma, como ya conté, también está inmersa en este complicado recorrido del cáncer. Ahora ha iniciado un ensayo clínico en el Virgen del Rocío para su cáncer de mama metastásico. La pobre está pasando unos días de náuseas también con el nuevo medicamento.

Comentábamos sobre las numerosas bodas que han habido en estos últimos años de sus hijos, los nuestros y los de familiares y amigos comunes. En los veranos coincidíamos en Rota y Chipiona veraneando. Allí acudían Inma y su hermana, con su cuñado y sus 3 hijos, 2 hermanas de Carlos también con sus hijos, amigos y hermanos de Valladolid, Burgos y más sevillanos. Se juntaban muchos jóvenes con los que echábamos el día de playa y, en alguna ocasión, quedábamos en Rota para echar un partido de fútbol en un campo de césped artificial. En unos 10 o 12 años, muchos de esos jóvenes se han casado y Carlos me contaba de sus trabajos, los pisos que han alquilado o comprado y hasta los niños que algunos han tenido. La vida sigue y no se detiene. Cuando repasas con amigos las vivencias, te das cuenta de que todo avanza muy rápido y nosotros envejecemos.

Ayer recibí muchos mensajes de los valverdeños que aparecían en las fotos que inserté. Casi todos me agradecían que recordara aquellos momentos, pero el agradecido era yo porque hubieran leído mi escrito y se acordaran de mí. Hoy tenía una ristra de Whatsapp cuando salí de la prueba y los ánimos no cesan. Siempre lo agradeceré. Estos días previos a la prueba no han sido los mejores de estos últimos tres meses. Las horas encerrado y evitando el sol, el aislamiento por tener las defensas tan bajas y no poder asociarme presencialmente con la gente que quiero y la inquietud por no saber si el tratamiento funciona, son pequeños impactos que van martilleando tu cabeza. Sin duda mantengo una buena actitud y Jehová me sigue dando paz y tranquilidad, como le pido cada día, pero en cuanto te descuidas, la pesadumbre empuja para colarse en tu pensamiento y no hay que dejarle sitio, de lo contrario, se apropia del lugar que no le corresponde. Es todavía más egoísta y avariciosa que una célula cancerosa.

Hoy, también me entristece que mi compañera de Hodgkin, Alicia, Ali, como la llama Ángel, su esposo, ha tenido que ser ingresada porque la fiebre alta no la abandona. Anteayer la tuvieron que volver a transfundir y están estudiando el motivo de la fiebre. Jesús ya le ha suspendido la próxima sesión de quimio, así que no nos veremos el jueves de la semana que viene. Siento mucho que su estado sea tan precario, pero la pobre lleva unos meses que no sale de una cuando entra en otra. Ojalá mejore, porque en los últimos meses, con la misma enfermedad y los mismos plazos, ya nos considerábamos compañeros de pupitre, aprovechando que los dos somos del oficio de la enseñanza. Le deseo una pronta recuperación y que volvamos competir por ser el primero en terminar el menú de ABVD.

En un rato, cuando caiga el sol, saldré a mi huerto a recoger algunos pepinos, pimientos y tomates que ya están maduros. Lo dicho, el mundo no se detiene, las plantas crecen, los niños nacen, los jóvenes maduran y el ciclo de la vida continúa.

Hoy se me viene a la mente una canción. “Wake me up when september ends” (Despiértame cuando termine septiembre). El cantante de Green Day la compuso acordándose de septiembre 1982. Su padre murió de cáncer en ese año cuando tenía 10 años. Yo no la tomo en ese sentido, pero algunas veces me gustaría dormirme y despertar después de que haya pasado todo este tiempo dificultoso. Como no puede ser, seguiré despierto y viviendo cada día con una sonrisa, pero eso no quita, que esta canción siempre me haya gustado, aunque sea meláncolica. 







Los comentarios están cerrados.