(67º) DIARIO DE UN LINFOMA (PET-TAC, PET-TAC, ¿qué pasa por ahí dentro?).

(67º) DIARIO DE UN LINFOMA (PET-TAC, PET-TAC, ¿qué pasa por ahí dentro?).

3 de agosto de 2022.

Hoy es el 6º día post-quimio y me siento con un pequeño porcentaje más de fuerzas que ayer. Lo he comprobado quitando hojas de mi jardín. Al usar el cepillo que las arrastra, y al agacharme y levantarme durante una media hora, he notado que no me ahogo tanto como estos días atrás. Cuando estás acostumbrado a correr 7 u 8 kilómetros sin asfixiarte o jugar intensamente al tenis durante 2 horas, resulta muy extraño levantarte por la mañana y, después de bajar las escaleras a mi garaje, comprobar que las vuelves a subir con la respiración entrecortada. Los primeros días después del tratamiento es como si te hubieran arrebatado el 80% de tu energía, ya digo, es una sensación muy extraña. Pero quedémonos con lo positivo, a partir del 5º o 6º día, cada mañana sientes recuperar una parte de tus fuerzas.

Mañana es un día clave en el desarrollo del tratamiento de mi enfermedad. Me someteré a un nuevo PET-TAC para comprobar si ha habido regresión en las zonas afectadas por las células cancerosas. A mitad de ciclos de quimioterapia Jesús quiere ver si está haciendo efecto la combinación de ABVD (Adriamicina, Bleomicina, Vinblastina y Dacarbacina). Si no fuera así, habría que cambiar de estrategia y eso, en principio, no sería buena señal. Por lo tanto, miro con intriga y cierta preocupación el resultado de ese escáner. En la ocasión anterior tardaron unas 48 horas en darme el informe, espero que esta vez la demora sea la misma, porque el lunes 8 tengo cita presencial con Jesús y me gustaría llevárselo y comentarlo en persona. Espero que las vacaciones de verano no influyan en la realización de dicho informe.

Las siglas PET-TAC significan Tomografía por Emisión de Positrones (ya sabéis lo raro que son los ingleses y lo dicen todo al revés: Positron Emission Tomography) y Tomografía Axial Computerizada. La máquina empleada utiliza ambas técnicas en la misma sesión. Previamente te inyectan en vena una sustancia llamada radiosonda, que son moléculas radiactivas generalmente similares a la glucosa (azúcar). Durante casi una hora tienes que reposar y esperar que esa sustancia llegue a todas las zonas del cuerpo. Las células cancerosas tienen acelerado el metabolismo de absorción de glucosa y eso es lo que capta el PET. El TAC utiliza rayos X para hacer muchos “cortes” o secciones del cuerpo y el resultado de ambas pruebas se recogen en un ordenador que es capaz de ofrecer imágenes muy precisas de dónde se encuentran los órganos afectados y hasta qué grado. En mi caso, en el primer escáner hace tres meses, aparecían ganglios en el cuello, el mediastino (bajo el esternón) y en la zona del vientre. También aparecía afectado el bazo. Ahora harán una comparativa entre las imágenes anteriores y las actuales y podrá valorarse la evolución.

Ayer también hizo pública su enfermedad un jugador del equipo de fútbol de Las Palmas, Kirian Rodríguez, otro más llegado al club del linfoma de Hodgkin. Se ve que lo afronta también con ganas y valor. Ojalá le vaya bien, porque se trata de un chaval muy joven, de solo 26 años.

Hoy sí voy a seguir hablando de mi vida en Huelva a partir del verano del 94. Como ya conté, nos mudamos a Valverde del Camino cuando Keila tenía poco más de un mes. Ese verano pasamos unos días con mis suegros en un apartamento que nos habían dejado en el Novo Sancti Petri, llamados Las Dunas. Después regresamos en septiembre a Valverde e iniciamos nuestra nueva vida en el pueblo. Ya conté también que los valverdeños tenían muchas cosas en común con los ubriqueños. Con la industria del calzado, el pueblo se había convertido en las décadas precedentes en destino de muchas personas de otras poblaciones que se habían mudado para trabajar en las fábricas. Eso hacía que la población fuera más diversa y abierta que en Calañas. Lo notábamos en todos los sitios, los comercios, las oficinas públicas y en los colegios.

Estas fotos son del verano del 95  y 96 en Las Dunas

Nuestra Abi se matriculó en el C.P. José Nogales situado cerca de la barriada del Cabecito Pelao. Sí, el nombre tenía su gracia. En su clase tenía un maestro y un monitor y los chiquillos estaban perfectamente atendidos, además, en el mismo grupo estaban dos hijos de amigos nuestros: Dámaris y Joselito. La adaptación para ella fue mucho más fácil.

En aquellos años la congregación estaba formada por un nutrido grupo de jóvenes que le daban mucha vitalidad. También contaba con dos precursoras especiales, Rosana y Mari Carmen, que llevaban la iniciativa en la predicación de todo el territorio y organizaban muchas actividades de todo tipo. Los precursores especiales son personas que dedican la mayor parte de su tiempo a compartir el mensaje de la Biblia con las personas de la zona a la que son enviados. Ellas dos eran un pilar fundamental en el grupo, puesto que cada día estaban como un clavo en todas las reuniones que se hacían para salir a predicar y animaban mucho a todos. Algunos años después las enviaron al centro de Madrid y las echamos muchísimo de menos.

Rosana y Mari Carmen organizaron un drama o representación bíblica con los niños y jóvenes en el Matadero, donde vivía la familia de Cande y José Mª

Los fines de semana en Valverde tenían una peculiaridad, la mayoría de los valverdeños disponían de alguna casa en los campos de alrededor, especialmente en una zona llamada Los Pinos. Aunque no todos tenían alguna en propiedad, siempre había alguien de la familia que la compartía con el resto. El pueblo, por tanto, se quedaba bastante vacío y las calles del centro no tenían la actividad y el gentío de los días entre semana. Nosotros, muy a menudo, nos íbamos con unas cuantas familias de la congregación a un llano que había en Los Pinos para echar la tarde y jugar un partido de fútbol entre los jóvenes y los adultos. En esos 8 años que fuimos parte de la congregación de Valverde vimos crecer a los niños y pasar su adolescencia en un ambiente sano y alegre. Han pasado 30 años de nuestra llegada a esa zona y todavía mantenemos una bonita relación con aquellos jovencitos que ahora son ya cuarentones alguno de ellos. 

Tarde de sábado en Los Pinos.

Nuestra estancia en Valverde propició, además, que jóvenes de Ubrique y Valverde se conocieran y, con el tiempo, se produjeran 3 matrimonios. Jairo, mi amigo y compañero de tenis, fue uno de los que conoció a Noemí, de Ubrique, y terminó viviendo aquí después de casarse con ella.

En Valverde conocí a personas a las que llegué a querer como si fueran de mi propia familia. ¡Cuánto tenemos Rubi y yo que agradecer a todos los que nos acogieron con tanta hospitalidad y nos ayudaron cuando los necesitamos! Las casas de Sebastián y Fina, José Mª y Cande, José y Luisa, Pedro y Mari, Manuel y Lucía, José Luis y Juani, Mario y Loli y tantas otras, siempre estaban abiertas para nosotros. 

Nuestras hijas encontraron en los dos hijos menores de Cande y José Mª sus mejores amigos, ya que eran de la misma edad y compartían clase en el cole. Era muy particular la relación de Keila y Rubén. Rubén hacía por dos Keilas, era mucho más alto y corpulento. Él siempre decía que no estaba gordo, sino “fuelte”. La verdad es que a Keila le vino estupendamente, porque era su protector en el colegio. Nadie se atrevía a meterse con ella porque Rubén siempre estaba a su lado para defenderla. Pasaban muchísimas tardes juntos y, siendo tan diferentes, se llevaban extraordinariamente bien. Rubén se partía de risa con las ocurrencias e imaginación de Keila, también con su extroversión, él era más callado, pero le divertían muchísimo los juegos que Keila se inventaba. Según fueron creciendo se desarrolló entre ellos una amistad que nunca pasó de eso y una complicidad que, habiendo pasado el tiempo y, a pesar de la distancia que existe entre ellos, todavía persiste.

Aquí dejo algunas fotos de los fines de curso. Las madres se daban un buen tute cosiendo los vestidos y disfraces.

La infancia de nuestros hijos es algo irrepetible. Si pudiera volver atrás, la volvería a vivir. Los niños te aportan alegría y positividad. Es verdad que te roban las energías físicas porque resulta agotador seguir su ritmo y atender a sus demandas, pero te cargan las pilas de ganas de vivir. Su vitalidad es contagiosa y resulta del todo imposible no reírse con sus ocurrencias, sus dudas existenciales y sus preguntas inesperadas. Hasta su indiscreción en los momentos más delicados te arrancan una sonrisa. Recuerdo en una ocasión que en el cole le pidieron a una de ellas, no recuerdo a cual, que dibujara a su familia. Que no me nieguen los maestros que este tipo de tareas escolares tienen un punto de cotilleo. Mi hija me dibujó jugando al fútbol y tirado en el sofá. Al final parecía que eso era lo único que hacía, pero bueno, como digo, me tuve que reír viendo los dibujos.

Hoy, esta mirada nostálgica a la infancia de mis hijas, trae a mi mente una hermosa canción de Luz Casal titulada “Entre mis recuerdos”. Espero que os guste.






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