(55º) DIARIO DE UN LINFOMA (hoy va de terrible).

(55º) DIARIO DE UN LINFOMA (hoy va de terrible).

21 de julio de 2022.

Acabo de venir de echar un buen rato de tenis con mi amigo y hermano Jairo. Nos han hecho el favor de abrirnos la pista a las 7:30 para que no me dé el sol. Era un gustazo jugar con el frescor de la mañana. Me he sentido bien de piernas, en cuanto a velocidad y fuerza, pero no tanto de resistencia. No eran muchas las veces, en los últimos años, en los que me quedaba sin aliento jugando al tenis, pues esta mañana sí, se notaba la inactividad y el daño que produce el veneno de la quimio.

Ayer por la tarde tuve una bonita videoconferencia con mi amiga María, que vive en Francia. Ella no pasa por sus mejores momentos y la conocía poco, solo algo a través de Carmen, otra amiga. Me resultó muy grato compartirle mi experiencia y parece que le ayudó mi positividad. Una de las cosas de las que hablamos fue sobre eso que explica muy bien Santandreu en sus libros, o mi propia amiga Montse, porque, en realidad, procede de la Terapia Racional Emotiva Conductual, que inventó Albert Ellis. 

Ellis dice que tendemos al “awfulizing” o terribilizar. Estas semanas todo el mundo dice que ha hecho una calor TERRIBLE, horrorosa. Términos similares los empleamos con ligereza y tienen un efecto en nuestra percepción de las cosas. A mí me hace mucha gracia el que ahora se emplea mucho: brutal. En este caso, se usa muchas veces como sinónimo de extraordinario (fue una experiencia brutal) o maravilloso (lo pasamos brutal). Todavía la RAE la define como “propio de los animales por su violencia o irracionalidad”, pero pronto tendrán que admitir otras acepciones. Pero bueno, generalmente se usa para magnificar una experiencia o situación, y ha convertido algo que tenía una connotación negativa, en todo lo contrario. No tiene nada que ver con lo que quiero explicar, volvamos al “awfulizing”, que me pierdo. 

Los psicólogos que usan la TREC dicen que es importante evaluar lo que nos sucede en su justa medida y muchas veces no lo hacemos, con lo que empeoramos en nuestra cabeza cosas que no están tan mal. Todos deberíamos ver las distintas situaciones dentro de dos extremos: lo TERRIBLE y lo MARAVILLOSO. Terrible es algo que no nos permite ser felices, es insoportable y totalmente desolador. Maravilloso significaría todo lo contrario, que somos los reyes del mundo, todo nos sonríe, somos los más guapos, los más sanos, no nos falta el dinero y tenemos la plenitud absoluta. 

TERRIBLE__________________MARAVILLOSO

Entre esos dos adjetivos tienen que ir todos los demás: MUY MALO, MALO, NORMAL, BUENO, MUY BUENO. Pensemos en algo terrible: me voy a morir porque tengo un cáncer terminal, mi hijo ha fallecido en un accidente. Si ese es el extremo de lo malo para nosotros, lo TERRIBLE, algo que no sea de ese calibre no lo podemos calificar de la misma manera. Si hace 45º de calor y decimos que hace una calor terrible, horrorosa, le estamos dando la misma magnitud que a tener un cáncer terminal. ¿No sería más objetivo decir que esas temperaturas son simplemente algo MALO? Si he perdido el trabajo, ¿es TERRIBLE? Nooo, que no es igual que estar muriéndose en la cama de un hospital, ¿lo dejamos, de nuevo, en MALO? He suspendido 2 asignaturas del grado que estudio. ¿TERRIBLE? Espero que no haga falta responder.

Bueno, pues así podríamos hacer con todos los inconvenientes con los que nos encontramos en la vida: la avería del coche, un divorcio, la discusión con el jefe, la traición de una amiga, la calvicie incipiente, la calvicie total, las arrugas del bigote, la factura de la luz, etc. Nada de esto puede ser terrible, así que vamos a ponerle otros adjetivos que sean más objetivos. Parece una tontería, pero si nos decimos que quedarnos calvos no es terrible, sino simplemente malo, el efecto en nuestro ánimo irá en consonancia con ese diálogo interior (que conste que, en mi caso, yo lo califico como normal, y si me creo lo que me dijo el otro día una amiga, que estaba más guapo así que con pelo, hasta podría decir que es bueno. No, no me lo creo, tranquila, Lidia, quiero creer que era una forma de animarme).

Mi linfoma no es terrible, en mi escala de evaluación, de hecho he intentado desterrar de mi vocabulario esa palabra, porque si hasta lo peor que nos puede pasar, la muerte, creo que Dios le pondrá remedio, ¿cómo voy a encontrar algo peor? Yo diría que mi enfermedad es algo bastante malo, pero no más. Eso me ayuda a estar más tranquilo. Pobre de mí si todo el día estuviera diciéndome: ¡es terrible, Manolo, qué desgracia más grande te ha pasado. Te puedes morir! Anda ya, hay enfermedades peores y pronósticos mucho más sombríos, así que con BASTANTE MALO ya va bien despachada.

Hoy no me voy a extender más, que hago escritos demasiado largos y luego pienso que los de menor extensión son inferiores y me presiono con esto de publicar todos los días un post. Ayer tuve la sensación terrible de tener que escribir, que a pesar de tener otras muchas cosas que me llevaron tiempo y preocupación, había que desarrollar algún pensamiento interesante. ¿Has leído la palabra terrible en la frase anterior? Estaba probando a mis lectores, ¿cómo va a llegar a ser terrible escribir este diario? Claro que me genera cierta responsabilidad cumplir con este proyecto que me propuse hace un par de meses, pero hasta responsabilidad es una palabra demasiado grande para definirlo, digamos que forma parte de una ocupación que pretendo llevar a cabo casi todos los días, pero que me produce muchísimo más placer que obligación, así que esa sensación que tuve ayer fue simplemente… interesante. Si un día no escribo, o varios, o una semana, o no vuelvo a hacerlo, para nada será terrible, será normal, y punto. Ay, si fuéramos capaces de acercarnos con casi todo a la mitad de la escala, a lo normal, ¡qué tranquilos viviríamos! De vez en cuando algo será malo o bueno, pero si evitamos los extremos, como casi todo en la vida, ese equilibrio nos hará mucho más felices.




Los comentarios están cerrados.