(187º) DIARIO DE UN LINFOMA (El río que te arrastra)

(187º) DIARIO DE UN LINFOMA (El río que te arrastra)

26 de diciembre de 2022.


Anticipando el punto y aparte…

 

Y una etapa llegó a su fin como un río a su desembocadura,

Con la cadencia suave de un cauce en la llanura,

Serpenteando entre curvas cubiertas de aguas mansas.

 

Todo empezó con la explosión de un géiser que brota de la tierra,

Con el sobresalto de un pronóstico inesperado que te salpica con fuerza,

Con los sentimientos encontrados borboteando en todas direcciones.

 

Los días soleados se volvieron grises y lluviosos,

Las gotas se tornaron en granizos que herían mis brotes de esperanza,

El nacimiento de un inesperado río de caudalosas aguas acababa en torrente.

 

Las aguas se abrían camino con fuerza arrastrando rutinas,

Transitaban por áridas estepas donde no había sembrado anhelos,

Horadaban el terreno creando surcos que se convertían en cicatrices.

 

Las lluvias torrenciales elevaban el nivel del sufrimiento,

Mientras inesperados afluentes de ajenjo contaminaban mi sosiego,

convirtiendo mis noches en amargos sumideros de ilusiones.

 

El terreno abrupto al paso de mi corriente provocó cataratas,

Salvajes saltos que revolcaban mi quietud y rompían mi serenidad,

Mientras todo seguía fluyendo sin avistar el final.

 

Entonces empecé a derramar mis dulces esencias en sus arroyos,

Abrí mis venas y vertí mi sangre en su camino,

Viajé desnudo flotando boca arriba con los ojos en el cielo.

 

Y me hundí mil veces en el fango de las oscuras profundidades,

Pero emergí de nuevo para llenar los pulmones de aire fresco,

No permití que el oxígeno desapareciera de mis venas.

 

Mi río se volvió transitado por almas perdidas y encontradas,

Compartimos kilómetros de amarguras y sonrisas sin previo aviso

abriéndonos paso por  los caprichosos senderos que iban surgiendo.

 

El sol aparecía y huía del horizonte mientras surcaba impetuosos tramos,

Y volvía a hundirme sin remisión, con el pecho encogido y temeroso,

Pero tus dedos agarraban mi mano para traerme de nuevo a la superficie.

 

El sinuoso trazado de mi oscuro tránsito parecía terminar,

Pero un tupido bosque de incógnitas ocultaban el mar,

El final de mi aventura postergaba su desenlace en insólitas turbulencias.

 

Pero los árboles de los interrogantes comenzaron a escasear,

El accidentado terreno dio paso a las planicies del descanso y la certeza,

El agua empezó a parecer aceite cuando los vientos amainaron.

 

Llegué a divisar el vasto océano del futuro que no está en nuestras manos,

Sabía que mi propósito era acabar en la sal de sus aguas,

Mi paso se ralentizaba y la calma se imponía a la inquietud de mi espíritu.

 

Como un amplio delta de temores estos se fueron disipando en hilos,

Lo que nació entre cumbres heladas de emociones inéditas

Terminó en el remanso de un mar de minúsculas olas de dudas.

 

Ahora queda flotar de nuevo con ojos esperanzados hacia las nubes,

Aguardar a nuevas mareas y corrientes que te arrastren mar abierto,

Dejar que vientos suaves marquen tu destino sin premuras.

 

Y acabaré varado en una nueva ensenada que nunca imaginé,

Porque los rumbos se trazan pero las aguas mandan y dirigen,

te llevan al lugar que evitabas y a la playa de ocultas rocas en la que naufragas.

 

Pero no quedaré estático en su arena ni a expensas de las gaviotas,

Me pondré en pie, buscaré la arena seca y me adentraré en tierra firme,

Porque allí, en cumbres ocultas por la maleza, me espera otro nacimiento.

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