(174º) DIARIO DE UN LINFOMA (Cualquier tiempo pasado…)

(174º) DIARIO DE UN LINFOMA (Cualquier tiempo pasado…)

5 de diciembre de 2022.

Como ya anticipé, durante este mes de diciembre dedicaría menos tiempo a mi diario, tengo que recuperar parte del tiempo de encierro de estos últimos 7 meses y tomar más el aire, ahora que puedo hacerlo disfrutándolo mucho más. El tiempo no acompaña demasiado, ahora ya se nota el final del otoño, y el frío, los días con menos horas de luz y las primeras lluvias invitan al confinamiento, pero yo intento limitarlo dentro de lo posible.

Todos estos meses el diario me ha sido muy terapéutico y ha hecho más llevaderas las horas, sobre todo de la mañana, pero ahora intento emplear esas jornadas matinales para respirar el aire limpio del exterior. Hace más de dos semanas que no me pongo el termómetro y lo hago porque creo no necesitarlo. En todo este tiempo han sido cientos de veces las que lo tenía en mi axila y en 3 minutos me ofrecía la mala noticia de una destemplanza. Ahora que me siento libre de fiebre me doy cuenta de ese otro malestar que, sin ser tan intenso como el de la quimioterapia, me acompañaba la mayor parte de los días. 

Este fin de semana lo he pasado a caballo entre Jerez y Benaocaz. Nos vinimos el viernes porque Rubi tenía cita con una de sus terapeutas, y también sustituía a Keila en la Feria de Artesanía el sábado. Ese mismo día por la noche regresamos a casa, a Benaocaz, y nos levantamos a las 5:30 de la mañana para llevar a mi suegro Curro al aeropuerto de Sevilla que tomaba un vuelo para Bilbao, donde va a pasar algo más de una semana con su hijo Diego y su nuera Rosa. Después de dejarlo en la capital hispalense nos volvimos a Jerez. 

Keila ya regresó de Egipto y venía impresionada, por una parte por los imponentes monumentos que, como todo el mundo que los ha visitado dice, son mucho más impactantes en la realidad de lo que ofrecen las imágenes, pero por otra, también le causó una profunda impresión la pobreza y miseria que viven los egipcios en algunas zonas. En Luxor, plagada de turistas occidentales gastando dinero, se topaba con viviendas infrahumanas y niños escuálidos en las calles de algunas aldeas. ¡Qué mundo tan desigual!

Hoy se ha levantado el día con lluvia continua y para el mediodía regresaremos a Benaocaz. Esta mañana se me ha estropeado el partido de tenis que pensaba echar con mi amigo Carlos en Jerez.

El sábado recibí la visita en el piso de Jerez de un matrimonio amigo de Sanlúcar, José Antonio y Pepi. Me hizo ilusión porque durante los años que tuvimos nuestra vivienda en Chipiona nos veíamos más a menudo. Ahora que ya no la tenemos y con el confinamiento por la COVID y luego por el mío con el linfoma, hacía mucho que no teníamos ocasión de vernos y charlar tranquilamente. Lo hicimos durante un buen rato y creo que acaparé un poco egoístamente la conversación, ya que soy charlatán por naturaleza y ahora que no tengo demasiadas ocasiones para hacerlo, peco todavía más de ese defecto. Los dos vinieron con su hija Andrea a comprarle sus libros a Rubi en la Feria de Artesanía y luego tuvieron el detalle de verme a mí.

Ayer pasé el día cansado y con cierto malestar, pero muy liviano, nada comparable a lo que he tenido desde el 14 de marzo. Como nos levantamos a las 5.30 y viajamos a Sevilla y luego a Jerez, me noté la falta de sueño y descanso. Quiero pensar que ya estoy recuperado y, por supuesto, eso todavía no es así. Me frustraba un poco sentirme de esa manera pero, por la noche, cuando lo pensé bien, tuve que reconocer que todavía estoy bajo los efectos del duro tratamiento que he sufrido. Alterar mi ritmo de 8 horas de descanso tan solo ya hace mella en mi estado físico general, y es natural. Los caminos hay que andarlos despacio si se quiere llegar al final, pero a veces la desesperación por volver a sentirse bien nos hace querer correr cuando todavía no estamos para trotar.

Mi amigo Diego ya está en Benaocaz reponiéndose para la siguiente intervención que está prevista para mediados de enero. Viene hecho polvo y con muy pocas fuerzas. Ahora tiene algo más de un mes por delante para recuperar su hemoglobina, que la tiene un poco baja, y regenerar todos esos tejidos inflamados y dañados por las 9 horas de operación. Ya no es un chiquillo y le tomará tiempo volver a sentirse todo lo bien que le gustaría, pero tendrá que echar paciencia, como lo hacemos todos los que pasamos por procesos difíciles que conducen a nuestra recuperación.

También dimos ayer un paseo por la laguna de Torrox. Por mucho que traté de echarme una foto en la que saliera medio decente, no conseguí ocultar mi mala cara. Entre mis ojeras y mis cejas inexistentes, no consigo librarme de mi aspecto de enfermo oncológico. Me da igual no recuperar el pelo de mi cabeza, pero la falta de cejas y pestañas delata los estragos de la quimio. Menos mal que un poco de filtro, rebaja las señales más evidentes.

Finalizo con una observación un poco carca. Eclesiastés 7:10 dice: “No digas: “¿Por qué los tiempos pasados eran mejores que los de ahora?”. Preguntar eso no es de sabios.” Siendo esto cierto, voy a hacer una excepción hablando de expresiones artísticas. Anteayer, en un programa de radio, hablaron del ranking de canciones y artistas musicales más escuchados en lo que va de año. El que más ha sido reproducido en el mundo fue Bad Bunny, un rapero puertoriqueño. No lo había escuchado nunca y me ha dado por buscar una de sus canciones. Prometo que ha sido la primera que he encontrado en Wikipedia por ser de 2022 y nominada a mejor canción urbana. No la he oído, solo reproduzco parte de la letra que según la enciclopedia electrónica “Es un dembow de género reguetón y trap latino cuya letra trata sobre un hombre con múltiples relaciones a la vez por medio de costumbres machistas.” Ahí va parte de la “joya literaria”:

Ey, Tití me preguntó

Si tengo muchas novia’

Muchas novia’

Hoy tengo a una, mañana otra

Ey, pero no hay boda

Tití me preguntó

Si tengo muchas novia’

Je, muchas novia’

Hoy tengo a una, mañana otra

 

Me la’ vo’a llevar a to’a

Pa’ un VIP, un VIP, ey

Saluden a Tití

Vamo’ a tirarno’ un selfie

Say «Cheese», ey

Que sonrían las que ya les metí

En un VIP, un VIP, ey

Saluden a Tití

Vamo’ a tirarno’ un selfie

Say «Cheese»

Que sonrían las que ya se olvidaron de mí

 

Me gustan mucho las Gabriela

Las Patricia, las Nicolle, las Sofía

Mi primera novia en kinder, María

Y mi primer amor se llamaba Thalía

Tengo una colombiana

Que me escribe to’ los día’

Y una mexicana que ni yo sabía

Otra en San Antonio que me quiere todavía

Y las de PR que todita’ son mía’

 

De una temática parecida es la de Joaquín Sabina “Y sin embargo”. Las dos presentan a un mujeriego que le cuesta ser fiel, pero hasta para presentar algo reprobable para muchos hay que tener estilo. Juzgue el lector sobre el uso del idioma que comparten ambos cantantes. Esta es parte de la letra del de Úbeda:

 

De sobras sabes que eres la primera,

que no miento si juro que daría

por ti la vida entera,

por ti la vida entera;

y, sin embargo, un rato, cada día,

ya ves, te engañaría

con cualquiera,

te cambiaría por cualquiera.

 

Ni tan arrepentido ni encantado

de haberme conocido, lo confieso.

Tú que tanto has besado

tú que me has enseñado,

sabes mejor que yo que hasta los huesos

sólo calan los besos

que no has dado,

los labios del pecado.

 

Porque una casa sin ti es una emboscada,

el pasillo de un tren de madrugada,

un laberinto

sin luz ni vino tinto,

un velo de alquitrán en la mirada.

 

Y me envenenan los besos que voy dando

y, sin embargo, cuando

duermo sin ti contigo sueño,

y con todas si duermes a mi lado,

y si te vas me voy por los tejados

como un gato sin dueño

perdido en el pañuelo de amargura

que empaña sin mancharla tu hermosura.

 

No, no hay que vivir en el pasado pensando que siempre fue mejor, pero, por favor, ¿tan difícil es trabajarse un poco más las letras aunque dejemos a un lado la calidad de la música que la acompañan? 

 

 

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