(173º) DIARIO DE UN LINFOMA (Caminos paralelos, rumbos compartidos).
2 de diciembre de 2022.
¡Cómo son los medios de comunicación! Hace una semana la selección española iba a ganar el mundial de calle, eran los grandes favoritos; ayer estuvieron más fuera que dentro de la siguiente fase del campeonato. El caso es que la gente se contagia fácilmente tanto de la euforia como de la depresión. Sinceramente, ayer hasta me hizo ilusión pensar en que en el llamado grupo de la muerte se clasificaran Japón y Costa Rica y se quedaran fuera los dos gallitos: España y Alemania. Los japoneses dan lecciones de civismo hasta celebrando los triunfos de su selección. No he visto el vídeo, pero me han dicho que los grupos de hinchas por las calles, en plena algarabía, esperaban a que los semáforos de peatones se pusieran en verde para seguir con su procesión triunfal. Igualito que en Europa.
En cuanto a mí, poca novedad hay en el frente. Sigo bastante bien. Tengo que moderar mis ganas de volver a la normalidad porque seguramente mis neutrófilos estarán todavía de vacaciones, pero las sensaciones corporales son muy buenas. Ayer me relamía pensando en que no estaba sentado en el sillón de la quimio, sino en el sofá de mi casa sintiendo el calorcito de la estufa-camilla. ¡Qué alivio!
Este finde vamos a Jerez puesto que Keila participa en una pequeña feria de artesanía en la que presenta algunas de sus ilustraciones. Como la muchacha se ha ido nada menos que una semana de vacaciones a Egipto con Wijan, mañana será la madre la que la sustituya para darle publicidad y tratar de vender algunas de sus creaciones. Rubi aprovechará para presentar también su libro: “La ilusión de ser poeta con luz propia”.
Este libro es un proyecto en el que llevaba trabajando algunos años en clase. Es una recopilación de detalles biográficos de los poetas del 27 y sus parejas, muchas de las cuales también escribían y, sin embargo, pasaron desapercibidas. La generación del 27 siempre ha despertado su admiración, y en la parte de literatura, con la imaginación que siempre ha tenido, organizaba algunas actividades peculiares con los alumnos. A veces los hacía disfrazarse de los poetas y representar algunas de sus vivencias o recitar sus poemas. Las ilustraciones del libro las ha hecho Keila y están inspiradas en algunas de las anécdotas de los protagonistas, sus gustos o aficiones y circunstancias personales. Aunque está pensado para trabajarlo en clase con alumnos de secundaria, puede resultar interesante leerlo para todos aquellos que quieran aproximarse a esa generación tan importante de autores en nuestra lengua. El día 9 a las 18:00 h. lo presentará en Ubrique en la Peña Flamenca.
Parece que los próximos días tendremos el tiempo alterado, por fin entramos en una época más propia de este tiempo. Ya los campos cercanos a mi casa en Benaocaz reverdecen. Esta semana tuve fuerzas para arrancar mis tomateras que estaban las pobres raquíticas y sufriendo los primeros fríos. Tendría que haberlo hecho mucho antes, pero mis energías tenía que dedicarlas a otras cosas. Ahora que espero seguir bien, iré echando mis buenos ratos en el jardín, que necesita mucha limpieza y desbrozado. A ver si el tiempo me deja.
He suspendido un ratito mi escritura porque me acaba de llamar mi amigo-hermano Braulio. Lo conozco desde hace 40 años. En las últimas décadas es de esas personas con las que no hablas a menudo pero siempre están ahí, en tu memoria y anotadas en la libreta de los cariños. Cuando nos encontramos por primera vez estaba estudiando la Biblia con los testigos en El Puerto de Santa María. Su infancia, a diferencia de la mía, había sido muy desdichada, se crio huérfano y pasó incluso hambre. Nunca se me olvidará una de las vivencias que me contó, por el impacto que me produjo a mí, un niño al que nunca le faltó lo necesario y que creció en una familia pobre pero llena de cariño y paz. Me dijo que en una ocasión iba por la calle desesperado y hambriento. Se encontró una galleta mojada en el suelo y se la comió. Nunca se me olvidará ese detalle. Se me encogió el corazón pensando en aquel chiquillo viviendo una situación tan lamentable. Afortunadamente con el tiempo sus circunstancias mejoraron y se casó con Milagri, fueron padres de 3 hijos y hoy lleva casi el mismo tiempo que yo casado y con una vida, digamos, más normal.
A veces me paro a pensar en la multitud de vidas paralelas a las nuestras que van desarrollándose a lo largo del tiempo. Las personas con las que nos hemos cruzado en nuestro tránsito por este mundo, que pasaron a nuestro lado muchos o pocos momentos, siguen con sus propias vicisitudes. Cuando son buenas, apenas nos enteramos. Continúan con sus trabajos, crían a sus familias, pasan sus pequeñas o grandes vacaciones, y vivimos ajenos a su día a día. Solo cuando se producen pequeños sobresaltos, como desgraciadamente suponen las enfermedades graves o, por el contrario, acontecimientos felices, como el nacimiento de un hijo o una boda, volvemos a recibir noticias de ellos y estas nos entristecen o alegran a partes iguales, porque nos siguen importando.
Es imposible mantener el contacto y estar al día con esos amigos con los que no nos encontramos en la cotidianidad, pero eso no tiene mayor importancia cuando de forma más esporádica cruzamos una llamada telefónica o nos topamos con ellos sin esperarlo en el sitio más insospechado. A mí se me ilumina el corazón cada vez que esto se produce. Todos vivimos paralelamente y pocas veces se cruzan nuestros caminos. Es como si en esas largas avenidas de las grandes ciudades, unos circularan por una de ellas y otros lo hicieran por las adyacentes en el mismo sentido. Solo cuando giramos hacia izquierda o derecha, para luego incorporarnos a otra que seguía en la misma dirección, circulamos unos momentos en la misma acera que aquellos que conocemos. Al volver a girar y tomar una nueva calle, otra vez se bifurcan nuestros caminos. Pues, aunque sea solo por unos minutos, compartir el paso con los que han formado parte de nuestra vida, es y será siempre un verdadero placer. Ojalá lo sigamos haciendo por mucho tiempo.