(171º) DIARIO DE UN LINFOMA (La belleza de lo cotidiano).

(171º) DIARIO DE UN LINFOMA (La belleza de lo cotidiano).

28 de noviembre de 2022.

Estoy escribiendo este lunes por la tarde después de dos días en Jerez con mi Rubia. Hemos estado disfrutando del buen tiempo del fin de semana y mejor estado físico por mi parte. ¡Qué maravilla! Me pondré pesado diciéndolo, pero llevo un par de días o tres sintiéndome de primera. Si no estoy al 100%, rozo el 90%. Tengo fuerzas y no me duele nada. Las náuseas han desaparecido y algo muy importante… la comida me sabe deliciosa.  

Ayer, mientras paseaba por el centro de Jerez, grabé este vídeo en el que no sé si he sido capaz de transmitir mi disfrute. Estaba tan feliz de poder sentirme bien y no tener la perspectiva de pasar este jueves por el sillón de la quimio, que no sabía cómo expresarlo.

Por la tarde dimos un paseo con Jose y Abi por la laguna de Torrox. Tuvimos que ir con mascarillas tanto mi hija como yo porque ella estaba un poco resfriada y yo estoy estos días en mi nadir, con mis defensas por los suelos. Hoy no puedo ponerme mi refuerzo de todos los lunes antes de la quimio, mis inyecciones de Filgrastin, que me ponen a tope los neutrófilos pero también me producen fiebre y malestar. Este era el cielo que nos acompañaba ayer por la tarde.

Por la mañana volvimos a pasear por el centro, como ya he dicho, y nos dirigimos a un mercadillo de antigüedades y objetos de segunda mano que ponen en el recinto ferial. Había muchísimos puestos, pero la mayoría de las cosas expuestas eran de poco valor. Sí que encontré algunas que me recordaban a mi infancia, como una curiosa guía de teléfonos que tuvimos en mi casa muchísimos años. También algunos vinilos y libros antiguos que me recordaban otros tiempos. Después visitamos los claustros de Santo Domingo donde me eché esta foto con mi flamante sombrero.

Casualmente, en una sala muy amplia de los claustros, tocaba la banda de música municipal una serie de piezas de Abba y Los Beatles entre otras. Entramos un rato para escucharlos y disfrutamos haciéndolo con una perfecta acústica. 

Por la tarde me pasé por el hospital para visitar a mi amiga Alicia. Estuve un buen rato con ella. No me hacía mucha gracia, a pesar de la mascarilla, entrar en el hospital estos días de nadir, pero no me podía marchar de Jerez sin verla. La pobre me quería dar un abrazo, pero le recordé mi nivel de neutrófilos y entendió que solo le diera uno desde 2 metros de distancia. Sigue fastidiada con sus pulmones y me dijo que Víctor y el neumólogo habían quedado en ponerle un tratamiento nuevo que hay para la fibrosis. Por lo visto es bastante caro y lo tenía que autorizar ASISA, pero hoy me ha enviado un mensaje diciendo que Víctor le ha recomendado, finalmente, no ponérselo por sus muchos efectos secundarios. También parece que no la van a someter a más quimio porque le ha dicho que con su edad las células se reproducen más lentamente y que existen muchos riesgos en recibir 4 veces más ese duro tratamiento. Terminaba su whatsapp diciendo: “Mientras respire, estaré viva”.

Diego, Roberto y mi cuñado Pepe también mejoran lentamente de sus dolencias, así que pasamos unos días de tranquilidad. Mientras vivo estos momentos de bienestar, no puedo menos que sentirme agradecido. Voy por la calle como el que ha salido de un coma y empieza a disfrutar de todos sus sentidos en pleno funcionamiento. Continuamente le digo a Rubi: “¡Qué bien me siento! ¡Qué buena me sabe la comida! ¡Qué maravilla de sol y de día!” No puedo evitarlo, estoy como un niño con zapatos nuevos.

Ahora me queda algo más de un mes para recibir la siguiente noticia importante de mi proceso, cuando me haga el PET-TAC y me den los resultados, pero si mi cuerpo sigue en esta línea de recuperación voy a disfrutar de un mes de diciembre que en nada se va a parecer al resto del 2022. Voy a intentar terminarlo, por lo menos mejor que todos estos meses cargados de momentos difíciles.

Espero que cuando pase el tiempo sea capaz de seguir “disfrutando” de mi mala memoria selectiva. Tengo una facilidad innata para olvidar los malos recuerdos. Supongo que será una virtud heredada, porque no he vivido en el seno de una familia apesadumbrada ni rencorosa, dos de los frutos amargos que se producen en aquellos que, como decía la canción que ya compartí de Oasis, miran hacia atrás con ira. De verdad que no me esfuerzo por hacerlo, me sale natural. En alguna ocasión, algún amigo me ha recordado un episodio en el que, supuestamente, me ofendió e incluso me volvía a pedir disculpas, pero si hacía mucho tiempo de esa supuesta ofensa yo apenas me acordaba. Igual es un mecanismo de defensa y, desde luego, no es perfecto, porque sí que recuerdo malos momentos que sufrí, fueran debido a otras personas o las propias circunstancias que se dieron, pero me funciona bastante bien con ese tipo de sucesos que, si me sumiera en un esfuerzo por no olvidarlos, seguramente harían de mi vida una mucho más hostil.

Sí, 2022 no ha sido mi mejor año, pero espero poder recordarlo en un futuro como aquel en el que escribí un diario que me reportó momentos extraordinarios, el de la 14º copa de Europa del Madrid, el mismo número de Roland Garros para Nadal, el del embarazo de mi hija, el inicio de la recuperación de mi Rubi, el segundo Mundial para España (ah no, que esto todavía no ha pasado). Habrá sido el año de conocer magníficas personas, como mis queridas enfermeras Paula y Eli, Alicia, mi compi hodgkiniana, mis buenos y no tan buenos médicos y hasta las simpáticas recepcionistas del hospital de día, mis sustitutos Dani y Lorena y de ahondar en la amistad con los que ya me conocían. No voy a hacer un listado, que siempre se me van a quedar algunos detrás, ya tocará hacer memoria y volver a mencionarlos cuando cierre este diario. Mientras tanto, aunque no escriba todos los días, me seguiré levantando cada uno de ellos, en primer lugar, dándole gracias a Dios por esa nueva jornada que ya considero de propina, luego intentando disfrutarlo al máximo, haga lo que haga, aunque no sea nada fuera de lo común. En lo sencillo hay tanta felicidad, si no más, que en lo elaborado. 



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