(156º) DIARIO DE UN LINFOMA (No volverás a poner el pie aquí).

(156º) DIARIO DE UN LINFOMA (No volverás a poner el pie aquí).

8 de noviembre de 2022.

¡9 días para mi última quimio! Hoy he amanecido siendo más persona. Ayer el día fue también bastante mejor que el domingo, no me dio fiebre y las náuseas fueron moderadas. Espero tener un buen día. Ahí va el atardecer de ayer. Las estelas de los aviones no sé si lo estropean un poco, pero no había manera de borrarlas.

Hoy toca en mi diario un poco de retrospectiva en mis vivencias. En noviembre de 2006 hice un viaje a Irlanda del Norte. Como ya conté, empecé a enviar a mis alumnos a distintas partes de la Unión Europea para hacer la Formación en Centros de Trabajo (F.C.T.). En aquel tiempo, la Junta de Andalucía promovió un programa para que los profesores encargados de tutelar las prácticas en el extranjero pudiéramos visitar a los alumnos in situ y comprobar el desarrollo de su formación. Pagaban el desplazamiento y la estancia durante una semana aproximadamente. En aquella ocasión fuimos unos 10, entre ellos mi compañera Carmen y yo. Volamos desde Málaga a Belfast.

De nuestro ciclo de Secretariado estaban realizando la F.C.T. dos alumnas: Eva y Juani, en Londonderry, bueno, así es como llaman a la ciudad los unionistas, los que quieren que Irlanda del Norte siga siendo parte del Reino Unido. Los republicanos irlandeses, que abogan por la unión con Irlanda y que la isla al completo permanezca bajo esta República, quieren que a la población la llamen solo Derry, dejando London para los londineses. 

Derry fue tristemente famosa por los hechos acontecidos en 1972, cuando en una marcha de protesta los soldados británicos dispararon contra los manifestantes y murieron 14 personas. Toda Irlanda del Norte vivió unas décadas de terror por los enfrentamientos entre católicos y protestantes y bajo los atentados del I.R.A. (Ejército Republicano Irlandés). Desgraciadamente es un episodio más de lo que el fanatismo religioso, unido al nacionalismo, ha producido en la historia de la humanidad. Nada más lejos de lo que predicó Jesús, así que llamarse cristiano y empuñar las armas en un bando u otro poco tiene que ver con lo que enseñó el que les da nombre, Cristo.

Al final de esta entrada enlazo a la canción que compusieron U2, irlandeses de nacimiento, con motivo de aquella jornada sangrienta. “Sunday, bloody Sunday” se convirtió en un himno antibelicista que pregunta hasta cuándo tendrían que cantar esa canción.

Volviendo a mis alumnas, una de ellas, Juani, tuvo un inmenso mérito por aventurarse a pasar 3 meses tan lejos de casa. Cuando cursó el ciclo era una persona extremadamente tímida y no había salido prácticamente nunca de Ubrique. Recuerdo que hubo que pasar muchos días convenciéndola para que fuera a una excursión en autobús a Málaga, así que poco podía imaginar yo que se presentaría voluntaria para la estancia en Irlanda. Cierto es que tuve que animarla hasta el último momento para hacer el viaje, pero como tenía un excelente nivel de inglés, me daba mucha pena que no aprovechara aquella oportunidad para perfeccionarlo y adquirir una experiencia que no obtendría fácilmente por su cuenta. 

En esta reunión en Derry con los alumnos aparecen Juani y Eva.

Las alumnas se quedaban en viviendas particulares de familias que se ofrecían a alojarlas y se convertían en sus padres de adopción por unos meses. Los irlandeses tienen muchas cosas en común con los andaluces, son mucho más abiertos que los ingleses y también más familiares. Las dos, Eva y Juani, se encontraron muy cómodas en sus hogares de acogida.

Los profesores que las visitamos nos quedamos en una casa de 3 plantas que regentaba un matrimonio mayor y cuyas habitaciones alquilaban. Una empresa de Derry se encargaba de organizar la estancia de nuestros alumnos y también gestionaron nuestro alojamiento.

El clima de Irlanda del Norte poco tiene que ver con el del sur de España. No es excesivamente frío, porque hay que recordar que se encuentra en una isla, pero evidentemente, en noviembre, la temperatura solo ronda unos pocos grados por encima de cero y la lluvia es prácticamente continua, así como el viento. Como se puede observar en las fotos, yo iba muy abrigado, pero el empleado que nos recibió y sirvió de guía durante nuestra estancia, llamaba la atención porque solo vestía una camisa fina y una chaqueta. Yo no podía entender cómo no estaba tiritando con tan poca ropa. La gente, en general, tampoco usaba paraguas para salir a la calle. Estaba acostumbrada a la fina lluvia y pude comprobar que el viento rompía nuestros endebles paraguas comprados en un chino, así que lo más práctico habría sido alguna ropa impermeable y un gorro.

El último día que pasé en el alojamiento hablé con la propietaria. Ella y su marido, un par de veces al año, viajaban a las Islas Canarias para escapar de las inclemencias del tiempo de su ciudad y me preguntó lo que me había parecido la visita a Derry. Yo traté de destacar lo más positivo, la bonita ciudad, el entorno espectacular de la Calzada de los Gigantes, unas formaciones rocosas de basalto hexagonales en la costa, que parecen hechas por el hombre, pero que se formaron por el enfriamiento de la lava y formaron estas estructuras. Pero ella me miraba con parsimonia esperando una apreciación sobre el clima, puesto que no había dejado de llover en toda la ventosa semana. Yo le dije que me gustaría volver en otra estación con mejor tiempo, pero ella mirándome a los ojos y con rictus serio me dijo: “Tú no vas a volver a poner el pie aquí”. Me reí intentando restar importancia a su declaración, pero la vi totalmente convencida de que no me volvería a ver por aquellos lares, pensando que nadie del sur de España iba a querer pasar ni un solo día por aquellas latitudes.

Calzada de los Gigantes. Wikimedia Commons.

Para compensar el mal tiempo y las pocas atracciones que ofrecía Derry en noviembre, yo había aprovechado el viaje para hacer turismo y disfrutar de algunos eventos culturales. Como me pagaban la estancia, me gasté mi dinero en otras cosas. En Derry, cuando se ponía el sol, lo único que hacía la gente joven, y no tan joven, era meterse en los pubs para tomar una pinta detrás de otra. En casi todos había algún grupo que cantaba, pero yo que no soy de mucho baile, por no decir nada en absoluto, no me atraía mucho la oferta de ocio, así que me había buscado la vida por mi cuenta. 

Alquilé un coche desde el primer día y tuve la primera experiencia de conducir por la izquierda con el volante a la derecha. La verdad es que me adapté con rapidez e hice bastantes kilómetros por aquellas carreteras que dejaban bastante que desear, eran mucho peores que las españolas. Como el trabajo de visitar a los alumnos lo hacíamos por las mañanas, por las tardes compré una entrada para ver un concierto de música clásica en el precioso auditorio de Belfast. Disfruté de las obras de George Gershwin, que no las conocía, en una sala de conciertos con unas inmensas cristaleras que daban a la bahía y ofrecían un espectáculo tan llamativo como la música del autor neoyorquino.

El fin de semana hice una excursión a Dublín y 3 compañeros se vinieron conmigo en el coche, pero regresaron en tren por la tarde. Yo me quedé una noche y fui a ver La Boheme en el Irish National Opera. Me esperaba un teatro más grande para la capital irlandesa, pero me dí cuenta de que nada tenía que envidiarle nuestro Teatro Falla de Cádiz o el Villamarta de Jerez. No tenía ni idea de lo que trataba la representación, así que estaba en mi asiento con una especie de tablet arcaica en la que tenía descargada la Wikipedia y trataba de enterarme de la trama, pero una irlandesa de mediana edad que estaba sentada a mi lado me reprendió porque, en la semioscuridad de las butacas, la luz de mi dispositivo le resultaba “very distracting” (muy molesto), así que la apagué y traté de concentrarme en la función.

Creo que fue el penúltimo día cuando les dí una sorpresa a mis dos alumnas. A una de ellas sabía que le gustaba Christina Aguilera y había reservado unas entradas para ver un concierto en Belfast. También invité a mi compañera Carmen, así que los 4 nos fuimos a escucharla y, aunque no era santo de mi devoción, las vi disfrutar a tope y me agradecieron mucho el detalle.

Más recientemente regresé a Irlanda de nuevo, pero como predijo mi anfitriona en Derry, la señora del alojamiento, no he vuelto a poner el pie allí, tan al norte, me quedé en el sur, en Cork, pero eso ya es otra historia…

Aquí dejo el vídeo de U2. Me gusta esta interpretación en vivo que hicieron en 1983.

 

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