(146º) DIARIO DE UN LINFOMA (El que canta, sus males espanta).

(146º) DIARIO DE UN LINFOMA (El que canta, sus males espanta).

27 de octubre de 2022.

Esta mañana, aunque el termómetro marque 24 inusuales grados en Benaocaz, yo me encuentro más normal. He estado dos días con una sensación nueva y rara, pero esta noche me tomé un paracetamol y he descansado bien hasta las 9. Tenía de nuevo febrícula, pero este amanecer mi cuerpo emite mejores señales. Espero que el día siga en esta línea.

A mi amigo Diego le han retrasado la fecha de su intervención en Barcelona al día 23 de noviembre. Esperemos que esta vez sea la definitiva. Su prótesis la están fabricando en EE.UU. y parece que no estaría terminada para el 9, por lo que el cirujano ha optado por un plazo más seguro. Hay que decir que el apartamento que ofertaban para poder sufragar parte de los gastos de esta cara operación está prácticamente vendido, a falta de plasmar por escrito el acuerdo este fin de semana. Han sido muchos los que hemos publicitado en nuestros estados y de otras formas el inmueble y parece que ha dado resultados, así que esto también supondrá un alivio económico para la familia.

Mi amiga Alicia sigue ingresada y mañana se someterá al PET-TAC. Sus pulmones siguen muy tocados, pero ayer pudo moverse con el tacatá unos metros por el pasillo de la habitación. Su analítica era buena y, si el PET-TAC ofrece resultados esperanzadores, esperemos que sea el comienzo de su recuperación.

Bueno, una vez pasado revista a los enfermos en estado más crítico, pasemos a otro tema. Esta mañana leía un artículo en La Vanguardia que se titula: “La evolución musical nos lleva a escuchar cada vez canciones más tristes”. Vaya, pensé, y yo hace un par de meses elaborando, con la ayuda de los que me leen, una lista musical de canciones positivas. Ahora resulta que voy a contracorriente, lo que se impone son letras cargadas de dolor, odio, tristeza o llanto, como empezaba diciendo el artículo.

Esta vez el concienzudo estudio lo han hecho un grupo de investigadores de la Universidad de Exeter y la de Tübingen. No creáis que es una investigación de sensaciones, sino una exhaustiva que ha analizado el Billboard estadounidense con las 100 melodías de más éxito, cada año, desde 1965. No se quedaron ahí, sino que consultaron las letras de las canciones que contiene el sitio Musixmatch con 12,4 millones en 50 idiomas.

El gráfico que acompaña al artículo ilustra perfectamente la tendencia. El primero refleja la evolución del uso de la palabra ‘amor’ (love) y el segundo de ‘odio’ (hate). 

Fuente: La Vanguardia (Evolutionary Human Science).

Parece que al grado que disminuye la palabra ‘amor’, aumenta su antónimo en la misma proporción. De hecho, el artículo destaca que hasta la década de 1990 no aparecía ninguna vez el término ‘odio’ en las 100 mejores canciones del Billboard americano, cuando ahora lo hace entre 20 y 30 veces. Sí, ayer hablaba de las capacidades proféticas de Jesús y animé a los curiosos a leer los capítulos 24 y 25 de Mateo, que hablan de lo que la Biblia llama los últimos días. En Mateo 24:12 leemos lo siguiente: “y, al aumentar la maldad, se enfriará el amor de la mayoría.”. Parece que la temática de las canciones también va en esa línea. 

Analizaron no solo las letras, sino el tempo y la tonalidad de las canciones, detectándose igualmente una evolución hacia lo que llaman canciones más sombrías y tristes. Este año, para no ir más lejos, ya puse el ejemplo del Festival de San Remo, donde destacó Gianni Morandi (hablé de esto en la entrada 86), que presentó una canción que añadí a la lista de música positiva porque estaba llena de vitalidad y buen rollo, cuando sus competidores en el festival eran jóvenes 40 o 50 años más jóvenes que él que interpretaron baladas cargadas de melancolía y tristeza en su mayoría.

¿Por qué esa evolución musical? Bueno, como siempre, no voy a jugar a sociólogo… o sí, porque a fin de cuentas todos tenemos nuestras teorías de por qué nos comportamos de determinadas formas. La música y las letras que las acompañan reflejan de manera general el sentir de la sociedad. El consumo de ansiolíticos y antidepresivos también se ha cuantificado, y va aumentando de forma constante en las últimas décadas. La gente se está volviendo más pesimista y las nuevas generaciones vislumbran un panorama más sombrío. La verdad es que los problemas que acucian a la humanidad no son para pasarlos por alto. No voy a volver a enumerarlos, porque entonces mi entrada ahondaría todavía más en la negatividad, pero los hechos no creo que sea bueno negarlos. 

Otras tendencias también son preocupantes, porque manifiestan que antiguos problemas que plagaban nuestra sociedad, lejos de resolverse, se intensifican. Volviendo a la música, nadie me negará que las letras que, hasta ahora, acompañaban al estilo del reggaeton (reguetón si lo españolizamos), estaban cargadas de machismo, y la sexualidad que promocionaban estaba lejos de la pretendida igualdad y seguían cosificando a la mujer cuando la presentaban como simple objeto de satisfacción sexual. No hablemos de los vídeos que promocionaban los mayores hits del género, que mimetizaban una pornografía light, pero con el mismo papel para las féminas.

En resumen, es verdad que a todos nos conmueve una letra meláncolica y una melodía que nos toca esas fibras nostálgicas o nos inundan los ojos. Algunos de los poemas más impactantes son aquellos que abordan con maestría sentimientos de pesar o desamor, pero, una vez más, las tendencias de la sociedad son simplemente eso, dinámicas generalizadas que pueden y deben tener sus honrosas excepciones.

Si cada uno de nosotros contribuimos a esa pesadumbre que va apoderándose poco a poco del sentir mayoritario, a título personal acabaremos revolcándonos en el lodo de la negatividad, lo cual no creo que nos ayude demasiado a llevar un día a día con más luces que penumbras. 

Llamadme iluso, pero creo que ya he dicho muchas veces en este diario que, sin negar una realidad llena de oscuros nubarrones, vislumbro un mundo mejor en el futuro cercano. Claro que pongo esa confianza en un líder por encima de los que dirigen este mundo convulso, y puede que muchos de los que me leen lo consideren una irrealidad, pero su programa electoral (este sí es de los que se cumplirá) está lleno de promesas ilusionantes que también fueron expresadas en bonitas melodías. 

El libro de los Salmos contiene una lista de 150 canciones (hits) que se cantaron durante más de 1000 años. El “Billboard” judío se cerró sobre el 460 antes de nuestra era. Hoy no sabemos las notas musicales que acompañaban a las letras, pero podemos ponerle, en nuestra imaginación, los instrumentos, ritmos y melodías que nos apetezcan, eso sí, las del reguetón no, por favor. Ahí van unos fragmentos de esas letras que derrochan positividad, para que nos quedemos con mejor sabor de boca. Feliz y melodioso día.

Feliz el […] que disfruta con la ley de Jehová;

día y noche lee su ley y medita en ella.

Será como un árbol plantado junto a corrientes de agua,

un árbol que da fruto a su tiempo

y cuyas hojas no se marchitan.

Todo lo que él haga tendrá éxito.

(Salmo 1:1-3)

 

Solo un poco más, y los malvados ya no existirán;

mirarás adonde estaban,

y ya no estarán allí.

Pero los mansos heredarán la tierra

y disfrutarán plenamente de abundante paz.

(Salmo 37:10, 11)

 

En sus días el justo florecerá,

y habrá paz en abundancia hasta que la luna ya no exista.

En la tierra habrá grano en abundancia,

extraordinaria abundancia en las cumbres de las montañas.

Los frutos del rey crecerán como en el Líbano,

y en las ciudades la gente florecerá como la vegetación de la tierra.

(Salmo 72:7, 16)

 

Los justos heredarán la tierra

y vivirán en ella para siempre.

(Salmo 37:29)

 

Jehová sostiene a todos los que están a punto de caer

y levanta a todos los que están encorvados.

Todos te miran con ojos llenos de esperanza;

tú les das su alimento al debido tiempo.

Abres tu mano

y satisfaces el deseo de todos los seres vivos.

(Salmo 145:14-16)

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