(127º) DIARIO DE UN LINFOMA (Los más bellos ojos azules).

(127º) DIARIO DE UN LINFOMA (Los más bellos ojos azules).

5 de octubre de 2022.

Mañana vuelvo al reto del hospital de día, analítica a las 8:30 y quimio a las 10, si mis neutrófilos se vuelven a comportar, claro. Yo espero que sí, porque me volví a poner las dos inyecciones de Filgrastin. Supongo que tendrá que ver con ellas el dolor que siento en el esternón al tacto. Se supone que estimulan la producción de defensas y estas se fabrican en la médula ósea, así que también dentro de ese importante hueso de mi pecho se estará produciendo una revolución fabril y con eso tendrán que ver mis dolores. De nuevo me produce una cefalea característica y contribuye a la fiebre. 

Anoche me acosté malhumorado. Por la tarde me encontraba la mar de bien, no me dolía la cabeza, no sentía esos ojos cargados, tenía fuerzas. Me conecté a la reunión de la congregación un rato antes por zoom y, a todo el mundo, lo hacía partícipe de mi estado tan estupendo, pero conforme avanzaba la tarde-noche empecé otra vez a sentir todas las señales características de la subida de fiebre. No sé por qué me sentó especialmente mal. Bueno, sí lo descubrí, porque con los años me he ido acostumbrando a detectar los mensajes que me transmito en mi diálogo interno. En cuanto empecé a sentirme mal me dije: “Otra vez, no te libras ni un día. No hay manera, llevas desde mediados de marzo con fiebre y esto no se acaba. ¿No puede darme una tregua unos días? ¿Siempre tengo que estar malo? No es justo. A otros enfermos no les pasa igual que a mí.”

De esa forma me puse a ametrallar mi cabeza con pensamientos negativos. Es lógico que una emoción se despertara después de esa secuencia tan destructiva, y esa fue la de enfado, cabreo, frustración. Bueno, lo primero que hice fue tomarme un Paracetamol y después cené y ya me calmé. Tuve que desmontar esa sarta de torpedos a la línea de flotación de mi estabilidad emocional con otros pensamientos más edificantes y objetivos: “A ver, Alicia la pobre está peor que yo. Hoy le han vuelto a poner una transfusión y tenía la hemoglobina a 8,5. Sigue con su herida en el sacro que no se le cierra y sus problemas respiratorios. La chica “happy happy” de Instagram, con un Hodgkin en el mismo estadio que el mío, ya no pone solo los paseos playeros, sus abundantes comidas y la música y el baile que le gustan. Esta mañana ya contaba algo más realista, tenía las defensas bajas, había pillado infección de orina y había pasado la noche en urgencias. Todos los enfermos oncológicos tenemos que pasar por este calvario, no hay atajos sencillos. En mi caso, hasta con fiebre, esta mañana pude jugar al tenis y venía con un subidón. Manolo, no te martirices, que no es tan malo lo tuyo”.

De nuevo, como no nos trabajemos el coco, acabamos peor por nuestro triste ánimo que por los propios efectos físicos de la enfermedad. Esta mañana, en la cama, continuaba con molestias: dolor de cabeza y cansancio, casi no me apetecía levantarme, pero pensé que cuando desayunara y me despejara, algo mejoraría, y así ha sido. En estos días vuelvo a recuperar mi paladar y la media molleta del “quemao” me ha sentado de maravilla, con dos láminas de pechuga de pavo y un trocito de bizcocho sin azúcar para terminar. 

Ojalá todo vaya bien mañana y no escriba este diario, señal, una vez más, de que pudieron envenenarme por 9ª vez. Eli y Paula se van a llevar la sorpresa de verme de nuevo por allí. El último toque de campana parecía definitivo, pero van a tener que sufrir alguno más. Dentro de lo malo y desagradable que es la situación, las dos llenan de luz aquel espacio, ya de por sí bastante iluminado. Espero coincidir con Alicia y Ángel, así tendré compañeros de charla.

Hoy Rubi está en Sevilla. Ha ido con su padre a recoger a mi cuñado y su mujer, Rosa. Vienen 3 días para ayudar con mi suegra. El jueves tienen en Jerez una vista con un juez para determinar la tutela legal de Rubi, en vista del estado mental de mi querida suegra, y el viernes llegará el gran desafío emocional para toda la familia, el ingreso de Hilaria en la residencia de Zahara de la Sierra. Serán mi cuñado y su esposa los que se encargarán de llevarla. Han accedido a echarles un cable a mi suegro y su hija para que no pasen por ese mal trago, ya que llevan muchos en el día a día de estos últimos meses y años. Para mí también supone un importante impacto emocional. Una persona como Hilaria, que me ha querido como un hijo más, que siempre ha demostrado predilección por mí, que me ha escuchado con gusto cada vez que le he expresado mi opinión en temas controvertidos, que me ha ofrecido techo, comida y atenciones cada vez que lo necesité, ahora es otra persona, la misma por fuera, aunque más envejecida, pero muy distinta por dentro. Todavía me reconoce y me recibe con una sonrisa cuando me ve, pero su mirada es otra, su realidad, bien diferente. Se me hará muy raro acudir a su casa y no hallarla allí, no escuchar su voz pronunciando mi nombre cuando subo las escaleras de la calle. 



Cuando Rubi estudiaba en Cádiz, muchas tardes pasaba por casa de mi suegra. Ella estaba siempre en aquel tiempo cosiendo piezas de marroquinería en una máquina industrial para un pequeño boliche ubriqueño. A Hilaria le encantaba charlar con cualquiera que la acompañara, mientras no apartaba su mirada de la costura. Para mí ella era un lazo de unión con mi Rubi, además siempre han guardado un gran parecido, las dos rubias, mi suegra con unos preciosos ojos azules y Rubi verdes, las dos de tez clara. Aquellos trabajos caseros le servían para poder financiar los estudios de su hija, puesto que la beca no alcanzaba a cubrirlos todos. Mi suegro obtenía unos ingresos no muy altos con su taxi, así que el trabajo de mi suegra suponía una gran ayuda a la economía familiar.

La gran virtud de mi suegra ha sido siempre la generosidad, sin duda. Ha tenido sus defectos, como todo el mundo, uno ha sido el uso poco controlado de su lengua. En ese campo tenía margen de mejora, se creó alguna enemistad innecesaria por no medir bien sus palabras. En ese campo siempre la aconsejé con cautela, pero tenía una tendencia natural que le costaba controlar. Pero en generosidad no le ganaba cualquiera. Le daba de comer al perro de un vecino, al propio vecino y su mujer, una pareja muy problemática con adicciones, pero que siempre despertaban su compasión y, hasta a escondidas de Curro, les ayudaba materialmente de diversas formas. Llegó al extremo de estar dándole de comer a la que fue su nuera, siendo ya ex de su hijo, y a la nueva pareja de esta, algo que no tenía ni pies ni cabeza, pero así se comportaba ella.

Mi suegro siempre ha sentido devoción por su Lili, a pesar de que no consiguiera de ella algo que a él le encantaba. Mi suegra ha sido feliz en su casa, no le ha gustado nunca salir, como máximo, mientras fueron dueños de una casita familiar en Benamahoma, accedía a irse allí los fines de semana, pero a mi suegro siempre le ha gustado viajar, salir a comer fuera, eso, en los últimos años estaba vetado por mi suegra. Aun así, Curro ha demostrado un amor incondicional hacia ella. En estos caóticos últimos años, ha aguantado pacientemente el deterioro de su esposa. Ha soportado los improperios y desprecios fruto de su mente ya enferma. Ha aprendido a hacer de comer, echar la lavadora, limpiar la casa, todas las tareas domésticas que antes Lili nunca permitió que nadie las hiciera en su lugar. Todo ello con la percepción distorsionada por parte de ella de que él no hacía absolutamente nada, sino que era ella la autora de ese trabajo. En su mente se convencía de ello cuando la realidad es que últimamente no es capaz ni de encargarse de su propia higiene personal.

Está siendo un triste final para una convivencia de más de 65 años, pero los dos han sido un ejemplo inspirador de amor auténtico. Hasta en estos últimos meses tan difíciles, los desvaríos de mi suegra, la mayoría de ellos en forma de insultos y desmanes hacia su marido, la mayoría de las veces arrancaban una sonrisa en él, en lugar de malos modos. A todos se nos hará duro desprendernos en el día a día de mi querida suegra. A Curro le aparecerá un hueco irrellenable en su vida, pero intentaremos, en la medida de lo posible, cubrir parte de él dándole nuestro cariño y todo el tiempo que podamos. A mi querida suegra la visitaremos y la abrazaremos tan a menudo como sea posible, pero ahora lo que prima es que físicamente se sienta bien atendida y que mi querido suegro pueda descansar de este suplicio casi inaguantable en el que se había convertido su vida. 

Como ya he dicho, las soluciones fáciles no siempre se encuentran en la vida, tenemos que conformarnos con las más factibles, no serán las ideales, pero la realidad es tozuda y no la podemos cambiar. Muchas veces solo nos toca adaptarnos a ella y seguir disfrutando de lo que las circunstancias nos permiten. No es resignación, sino aceptación.



Las fotos reflejan momentos muy diferentes en la vida de nuestra Lili, pero esos bellos ojos azules volverán a lucir cuando se cumplan las palabras de Job 33:25 “Que su carne se vuelva más fresca que cuando era joven; que [ella] tenga otra vez el vigor de su juventud’.”

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