(114º) DIARIO DE UN LINFOMA (De bien nacidos es ser agradecidos).

(114º) DIARIO DE UN LINFOMA (De bien nacidos es ser agradecidos).

21 de septiembre de 2022.

Acabo de regresar de un paseo de unos 4 kilómetros. Ahora pongo un par de fotos. Hoy no me encuentro tan bien y fuerte como estos dos últimos días, pero claramente es por el Filgrastin. Alicia dice que a ella le produce un efecto como si un alien la invadiera y empezara darle bocados por todas partes. Yo no tengo tan desagradable reacción, pero sí me pone con dolor de cabeza, algunos dolores articulares y un malestar difuso, nada que ver, no obstante, con la quimio, es mucho más llevadero.

Me he pasado de vuelta por Mangana para comprar un par de salchichones y por casa de mis amigos Antonio y Ana, que producen una miel ecológica buenísima, y le quiero llevar un regalito a Eli y Paula, mis enfermeras. Mañana puede que sea mi última sesión de quimio, así que les quiero dar las gracias por la simpatía y el buen hacer que despliegan. Hoy voy a compartir el escrito que les voy a entregar mañana en un sobre.

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Queridas Eli y Paula:

Un 31 de mayo entré por la puerta del hospital de día y no sabéis el miedo y la incertidumbre que eso produce. Bueno, quizás lo intuyáis, porque nos veis a muchos pacientes cruzar esa puerta con la cara un poco desencajada. En mi caso, poco a poco, se fue diluyendo esa sensación tan desagradable, y fue gracias a vosotras.

Es una pena que vuestras eternas sonrisas solo se intuyan bajo las mascarillas, pero el tono de vuestra voz, la forma en que arqueáis los ojos, adivinan ese rostro amable que las dos tenéis. 

Me gustaría que supierais que esas formas que las dos desplegáis nos ayudan mucho a los temerosos pacientes que nos ponemos en vuestras manos. Una de las emociones que más se nos despiertan a los enfermos oncológicos es el dichoso miedo. ¿Cómo voy a responder al tratamiento? ¿Será efectivo? ¿Me dolerá? ¿Seré capaz de aguantarlo? Esos temores se aminoran cuando profesionales como vosotras dos nos hablan tranquilizadoramente. Recuerdo que en mi segunda sesión me llevé el contratiempo, que tanto me frustró, de observar que mis neutrófilos no permitían someterme a ella. Las dos me dijisteis: “No te preocupes, que cada cuerpo es distinto y necesita un tiempo para recuperarse, pero verás cómo la semana que viene la cosa ha cambiado”. Efectivamente fue así.

En dos de mis sesiones, las náuseas fueron las protagonistas, lo pasé realmente mal, pero Paula, tú casi lo pasaste peor, coincidió con las vacaciones de Eli y te tocó a ti verme tan mal. No parabas de acercarte a mí para ofrecerme soluciones, otro Primperán inyectado, suspender temporalmente el tratamiento, lo que fuera para no verme tan perjudicado. Ese interés sincero no tiene precio.

Eli, tú eres la calculadora infalible de tiempos. Mis 4, 5 o 6 horas de tratamiento se hacen muy largos, pero tú siempres aciertas con el tiempo restante. A veces, no es bueno estar tan pendiente de esto, pero cuando te lo pregunto y eres tan precisa, por lo menos me sirve para hacerme a la idea de lo que me queda por aguantar.

No sé si la de hoy será mi última sesión, quizás nos tengamos que volver a ver, pero quería que supierais que ese esfuerzo sincero que hacéis por hacernos sentir cómodos en una situación tan desagradable, no pasa desapercibido. 

Soy una persona de esperanzas, de hecho, creo en una que puede parecer utópica, la de que algún día se cumplirá una promesa que se escribió hace más de 2.500 años, cuando se anticipó que, algún día, Dios conseguiría que “Ningún habitante dirá: estoy enfermo” (Isaías 33:24). Mientras llega ese día, seguiremos lidiando con dolencias de todo tipo, pero encontrar a personas como vosotras dos las hacen mucho más llevaderas. Por favor, seguid cuidando de vuestros pacientes con el mismo cariño y dedicación. Yo nunca lo olvidaré. 

He pasado más de 40 horas en total recibiendo vuestros cuidados, es mucho tiempo, pero sin vuestro amor y entrega, se habrían hecho infinitamente más largas.

Desde Benaocaz, en la sierra de Cádiz, siempre tendréis a un paciente agradecido que está deseoso de encontrar cualquier forma de devolveros parte de vuestra entrega.

Un fuerte abrazo y mi más sincero reconocimiento.




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