(135º) DIARIO DE UN LINFOMA (¿Y yo qué sé lo que me deparará el río?).

(135º) DIARIO DE UN LINFOMA (¿Y yo qué sé lo que me deparará el río?).

14 de octubre de 2022.

La mayoría de los días me pongo frente al teclado y la pantalla para escribir este diario y no sé por dónde irán los tiros de mis divagaciones. Hoy no es el caso, sé de lo que voy a hablar. Al menos abordaré 3 noticias y, contadas en una misma entrada, puede que resuman muy bien en lo que se convierte la vida en espacios de tiempo muy cortos. Cuando vemos una película que refleja la biografía del protagonista, observamos pasar la entera existencia de alguien en dos horas o menos. Muchas veces nuestra vida, o la de los que nos rodean, vive esa suma de acontecimientos en periodos muy breves, de distinto cariz, que reflejan extremos en las emociones que producen. Hace unos días escribía que no debíamos sentirnos culpables por pasar del llanto a la risa casi de manera simultánea. Cada día nacen millones de personas, otras tantas mueren, en las mismas cifras se encuentran los matrimonios y a la vez los divorcios. Las dos caras de la moneda, son la “tristezalegría” que nos acompaña a diario. Como los polos físicos de nuestro orbe, mientras en el norte nos adentramos en el invierno, en el sur lo hacen en el verano.

La primera de las noticias que he leído nada más encender el móvil esta mañana es que Jesús Candel (Spiriman) murió ayer al filo de la medianoche. Se veía venir este desenlace por los vídeos y mensajes que colgó hace ahora un par de semanas. Como ya expliqué en su momento, tenía una forma de enfocar su lucha contra esta dichosa enfermedad que no compartía en todas manifestaciones. Él hacía del insulto y la beligerancia dos de sus armas para sacar fuerzas y enfrentarse al desafío diario de mostrar entereza y resolución para seguir con el penoso tratamiento de la quimioterapia y, además, hacer ejercicio con cierta intensidad, seguir una alimentación adecuada y mostrar positividad a pesar del pronóstico tan complicado que presentaba su caso. 

Yo no muestro su vehemencia, ni soy tan malhablado, pero admiro profundamente su energía. Su diagnóstico inicial hace unos dos años presagiaba una muerte segura en 3 meses. Estoy seguro de que su determinación y fuerza han logrado alargar ese período más de 8 veces. Si uno se deja morir, finalmente lo hace, no me cabe duda. Conocí a un querido vecino que perdió a su mujer después de una larga vida juntos. Ella era el faro que alumbraba su vida, de personalidad arrolladora. No era la que tiraba del carro, era el propio carro. Él simplemente se subía a él y se dejaba llevar. Cuando su referente desapareció, al poco tiempo un cáncer lo alcanzó, pero él ya estaba enfermo por dentro de una tristeza que le pedía dejar de vivir, y esa demanda interior fue más fuerte que cualquier tratamiento al que fue sometido. Apenas siguió respirando unos meses, porque no quería hacerlo. 

Jesús quería seguir viviendo y lo demostraba con rabia, cerrando el puño y gritando “yeah” al final de todos sus vídeos. Salía a hacer deporte todos los días, cuando los efectos de la quimio se lo permitían, grababa vídeos, promovía sus centros U.A.P.O., transmitía fuerza y energía en todas sus apariciones. Estemos de acuerdo o no con sus formas, quedémonos con su fondo, que es admirable. Mientras seamos (SEAMOS en mayúsculas) saquemos poder de nuestro interior para agarrarnos a la vida con el máximo vigor. Transitar de forma anodina por la existencia tiene tristes resultados. 

Como todos surcamos mares agitados, y solo de vez en cuando avistamos tierra, cada uno se dirige al faro que le parece más accesible, cercano o seguro. No tenemos por qué compartir el criterio sobre el rumbo a seguir. Yo he expresado el mío en mis escritos. Mi faro es mi Creador, mis aguas seguras son las que marcan las cartas de navegación que Él me ha compartido, me dirijo en esa travesía con determinación, tratando de no dudar, voltejeando, como hacen todos los barcos, pero dirigiendo la proa en la dirección que me marca la ruta. Otros se imponen otros destinos, siguen rumbos distintos, pero aunque yo no comparta su elección, respeto profundamente a aquellos que muestran la misma entrega y resolución que yo intento desplegar con la mía. La vida vivida a medias, es mucho menos que media vida. 

En los últimos meses, Jesús (Spiriman) viró hacia senderos más espirituales, dirigió sus esperanzas hacia Dios, aunque hasta entonces lo había dejado de lado. No sé qué habrá pasado por su mente en las últimas horas, en los últimos días. Él, que todo lo contaba en su canal de Youtube, ya no pudo hacerlo en las dos últimas semanas. Seguramente la morfina y la sedación final que le habrán suministrado habrán mermado mucho su capacidad de reflexión, pero espero que ese acercamiento a nuestro Creador le haya ayudado a afrontar con más calma estos últimos momentos que deben ser tan difíciles. Me quedo con sus ganas de vivir, las que tuvo hasta los últimos instantes. Nosotros que seguimos en la carrera, tenemos la obligación de seguir trotando; mientras respiremos, hay que seguir adelante con energía.

Me he explayado demasiado en la primera de las 3 noticias. La segunda tiene que ver con mi querida compañera Alicia. Sigue ingresada y con dificultades respiratorias agudizadas. Ayer me llamó su marido, Ángel, y me comunicó que en un TAC aparecía fibrosis pulmonar. Víctor, nuestro internista común, le confirmó que podía deberse a alguno de los componentes de la quimioterapia. Dos días antes, yo ya le comenté por Whatsapp a Ángel sobre la toxicidad pulmonar que provoca la Bleomicina y él se acordó de ese mensaje cuando habló con Víctor. La van a tratar con corticoides a ver si mejora. La pobre, con el más mínimo esfuerzo se ahoga, y el oxígeno no la mejora demasiado. La fibrosis no tiene buen pronóstico, porque se trata de una cicatrización de las fibras pulmonares que no tiene regeneración y suele avanzar, pero esperemos que no haya alcanzado grandes proporciones y, cuando vaya pasando el efecto de la última quimio, recuperen funcionalidad sus pulmones.

Ayer leía que la dosis máxima de por vida era de 400 unidades (mg) para la Bleomicina. A Alicia y a mí nos han puesto 20 mg. en cada sesión, por lo que hemos recibido 160 unidades, casi la mitad de lo permitido. Si se supera esa dosis, los daños pulmonares están casi asegurados pero, incluso con una cantidad inferior, en personas ancianas, ya pueden producirlo. 

Si lo pensamos bien, 400 mg es menos de la mitad de 1 gramo. Pensemos en un gramo de casi cualquier sustancia, es algo ínfimo. Pues bien, hay productos como la Bleomicina, que en esa extraordinariamente pequeña cantidad, consumida a lo largo de toda una vida, podría ocasionarnos la muerte. Esto me lleva a pensar en la poca importancia que le damos a otras sustancias, elementos o productos a los que nos vemos expuestos o consumimos sin darles la menor relevancia. No quiero provocar una enfermiza aprensión, por favor, nada más lejos de mi intención, pero no restemos importancia a la exposición a esas partículas contaminantes de las ciudades, al humo del tabaco, al exceso de alcohol, de grasas, de azúcar, y de otros factores carcinógenos o que influyen en nuestra salud cardiovascular de forma determinante. Sin volvernos obsesivos, que sería peor que la propia enfermedad, tan solo valoremos un poco más que, hasta pequeños malos hábitos, pueden influir más de lo que pensamos en nuestra salud a medio y largo plazo.

Y después de 2 noticias tristes, vayamos a una tercera que, a nivel personal, supone una tremenda alegría e ilusión. Mi hija Abi está embarazada de 2 meses. Sí, una gestación de tan poco tiempo todavía está sujeta a riesgos, en su caso acompañada de una endometriosis que lleva años sufriendo. Ella y Jose tenían muchas ganas de ser padres y no ha resultado fácil que, finalmente, vayan en camino de conseguirlo. Ahora está vigilada y en reposo, pero todas las pruebas que le han hecho indican que el proceso sigue un buen camino. 

Como decía al principio, en un mismo día se pueden compartir muertes, enfermedades o futuros nacimientos. La vida, en ocasiones, se presenta como un carrusel de acontecimientos de diversa índole que pasan por delante nuestra como los fotogramas de una película biográfica. Todo sigue, todo fluye, y nosotros tenemos que adaptarnos a ese río en el que nuestra barca se mueve con el discurrir de sus aguas, estas se aceleran cuando la pendiente lo provoca y se amansan cuando se allana, pero más adelante, un corte en el terreno, provocará una cascada, y quizás salgamos adelante con dificultad, si la superamos, pero tenemos que continuar. Apenas podemos influir en esos accidentes del terreno, porque no somos nosotros los que los creamos, así que no nos queda otra que adaptarnos. 

Hoy me he sentido apenado por la pérdida de Jesús, preocupado con el estado de mi querida Alicia y tremendamente feliz por la perspectiva de ser abuelo por primera vez. Sí, en esta tragicomedia, como he definido varias veces a la vida, hasta le puedo poner un punto de humor al hecho de que no conseguiré que, si es niño, le pongan de nombre Manolito, eso ya me ha dicho mi hija que me vaya olvidando, pero con que me encuentre en unos 7 meses aquí, en este río, subido a mi barca, para poder abrazar a mi futuro nieto/a, ya me doy por satisfecho. 

No, no me siento culpable por llorar y reír, agachar o levantar la cabeza, soñar bonito o tener pesadillas, todo es parte de nuestra vida, y dejarnos sentir es tan importante como comer, beber y dormir. La vida sigue, y nosotros también. Hoy se pondrá el sol de nuevo, como lo hizo ayer y sus colores seguirán apareciendo a su antojo como lo muestran las fotos que salpican esta entrada. 

 

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